Nadal, tetracampeón en París
El español da una paliza a Federer en la final para ganar su cuarto Roland Garros consecutivo Reacciones: Rafa Nadal |
Rafael Nadal confirmó las previsiones y le asestó un duro golpe a Roger Federer en la final de Roland Garros. El español se impuso por 6-1, 6-3 y 6-0, toda una paliza para el número uno del mundo. El duelo duró una hora y 48 minutos. En ese corto espacio de tiempo encontró Nadal un premio de un millón de euros como ganador. El partido fue la clara demostración de la enorme diferencia que existe entre los dos primeros del ranking mundial. Por lo visto en la final, el líder debería ser el mallo rquín, que esta semana cumple 151 semanas como número 2 de la clasificación. Al frente de la lista permanece un Roger Federer que en la confrontación de cierre del torneo no pudo en modo alguno superar las acciones ofensivas de su adversario. Números cantan y esta vez las estadísticas del partido fueron claramente adversas a Roger Federer. En su contra figuran 70 errores por los 36 del balear. En golpes ganadores fue más efectivo Nadal, con 22. Federer tuvo que conformarse con 16 y en cuanto a puntos totales del partido la diferencia fue abrumadora a favor del español: 92 puntos contra 52. Federer salió a la pista central, más animada que nunca, con la firme idea de lanzar bolas pesadas sobre el revés de Nadal, pero se encontró con una durísima respuesta. Los tiros del español superaban los 150 por hora de velocidad. Ante un enemigo de esa brava naturaleza difícilmente podía el suizo reaccionar con ciertas posibilidades de éxito. Lo de los lanzamientos al revés no le dio resultado, como tampoco la dejada, cuando la utilizó. Ese sistema no es del agrado de José Higueras, su asesor hasta este domingo para los partidos sobre tierra batida. En todo caso, cuando recurrió a alguna de esas bolas cortas comprobó con decepción que se estrellaban contra la red. Mientras que a Nadal le funcionaron todos los engranajes de su juego compacto y eficaz, el tenis de Federer ofrecía demasiadas fisuras y en esas circunstancias resulta prácticamente imposible superar a un muchacho de 22 años que suele incluso crecerse en la adversidad.