Diario de León

Otro añito en el infierno (1-0)

El solitario gol materializado por Óscar de Paula no le basta a una Deportiva que se queda sin fuerzas para hacer un segundo tanto que le hubiera permitido el acceso a la prórroga David Amara

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Ramón Díez - ponferrada
Ponferrada

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La Sociedad Deportiva Ponferradina seguirá militando otro año más en Segunda División B, después de haber sido eliminada ayer por el Alicante en el encuentro decisivo por el ascenso a Segunda. Los bercianos consiguieron hacerse con la victoria gracias a un solitario tanto de Óscar de Paula nada más iniciarse la segunda parte. Sin embargo, ese gol fue insuficiente para contrarrestar los dos tantos logrados por Joan Tomás en el partido de ida, que es donde realmente se escapó la posibilidad de retornar a la división de plata. La historia del encuentro de ayer es la de un equipo local que salió mentalizado para volcarse sobre la portería de Unanua. Sin embargo, los alicantinos supieron mantener a su guardameta a salvo de sustos en el primer tramo del partido e incluso trataron de buscar la contra para hacer un gol que les permitiera afrontar el resto del encuentro con tranquilidad. Y pudieron lograrlo por medio de Azkoitia, pero Jesús Cabrero salvó a los suyos de recibir ese auténtico mazazo. El propio Tito también probó con un disparo potente que desvió Nacho con la cabeza a córner. Sin embargo, la Deportiva jugaba con tranquilidad y de ese modo, sin precipitaciones que podían costar caro, fue como llegaron las primeras ocasiones de los locales. Y lo hicieron en medio de la polémica. A la media hora Óscar de Paula se zafa de su par en el interior del área y cayó al suelo cuando se quedaba solo ante Unanua. El ariete y el estadio entero pidieron la pena máxima, pero el gallego Costas Soto se volvió sobre el delantero local para mostrarle una tarjeta por fingir la pena máxima. Entre el propio De Paula y también Ismael Irurzun crearon una ocasión que no acabó en gol por la falta de entendimiento entre ambos que posibilitó la llegada de Unanua cuando, uno por otro, dejaron el cuero a su merced. Al margen de esto, los de Amaral estuvieron cerca de hacer gol en varios lanzamientos de córner que no fructificaron por falta de acierto en la boca de gol y también, porqué no reconocerlo, debido al buen hacer de los jugadores naranjas, que así vistió ayer el Alicante. No en vano, el cuadro de Granero es uno de los mejores defendiendo en toda España. Con el empate inicial se marcharon los jugadores del terreno de juego. Esa circunstancia no pesaba en exceso sobre el ánimo del público local porque sabían que había tiempo más que suficiente para hacer dos goles, o incluso más. Por si alguien no lo tenía muy claro, desde la megafonía se encargaban de repetirlo, mediante un sistema de altavoces estrenado para la ocasión en cada una de als cuatro esquinas del campo. Desde allí se arengaba a la gente para que no bajara la guardia y siguiera empujando desde las gradas como lo había hecho en la primera mitad, La cosa no pintaba muy bien A pesar de todo, la afición nunca dejó de animar a su equipo. Entonó el «A Ponferrada me voy», cantó constantemente el célebre «A por ellos», pero la afición no mete los goles. Si así hubiera sido, la Deportiva estaría en Primera, no ya en Segunda División. Pero esa es otra historia. El caso es que los blanquiazules empezaban a acusar el cansancio y las sensaciones no eran buenas. De Paula estaba fundido y se echaba mano constantemente al muslo. Fran, que durante la primera parte fue lo mejor de la Deportiva en ataque, empezaba a sentir la fatiga. Teo no subía. Mantecón andaba errático. Marco García apenas podía mandar algún pase de los que acostumbra. Marco Ortega también andaba renqueante y Ernesto, muy intermitente. No había visos claros de victoria, pero entonces marcó De Paula, nada más empezar el segundo tiempo y fue como una inyección de moral para todo el estadio. Entonces la gesta parecía posible. El propio goleador estuvo a punto de anotar a centro de Fran, pero su cabezazo salió junto a la escuadra. Irurzun le puso un balón de oro que tampoco aprovechó y viendo que las ocasiones se malograban y además el reloj se había convertido en un enemigo más, el técnico canario de la Deportiva realizó un primer cambio. Rubén Vega, que tuvo que ser infiltrado para poder actuar, tomó el sitio de Ernesto con media hora por delante. La afición esperaba algo especial del «flaco», pero pronto se vio que no estaba en condiciones. Los suyo fue un querer y no poder. Y así es que como la empresa de buscar un segundo gol se hizo más improbable, con medio equipo tocado y el resto bastante fatigado, aunque los de Granero no andaban mejor. El gallego se hizo el sueco En ese estado de cosas, llegó una acción en el tramo final del partido que tenía trazas de pena máxima. Mantecón buscaba un remate cuando salió extrañamente despedido hacia adelante. Otra vez se pidió pena máxima y de nuevo el árbitro gallego la denegó. Viendo que a la Deportiva se le acababa el sueño, el bravo Nacho, el mejor ayer como lo ha sido todo el año, probó fortuna desde lejos, pero su remate salió cerca del palo de Unanua, que aprovechaba para arañar todo el tiempo del mundo. Y así fue como llegó el final de un sueño, de una temporada y puede que de todo un ciclo.

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