Una muralla de oro y lágrimas Maldita barra

« Nada más salir del hospital en el que le habían extirpado un pecho, mi madre se presentó ante mí y me dijo: ni una lágrima». Ayer también estaba allí. Junto a ese monumento colosal, a imagen y semejanza de su mejor sueño. Entró el primero en la foto de la llegada. Miró arriba y desobedeció a Amparo: echó a llorar. Perdonado. Y primer campeón olímpico español de ruta. Tenía que ganar algo así. Aunque al principio no era él el destinado. Le precedían Freire y Valverde. Al cántabro lo atropelló una gripe mal curada. Náuseas desde la plaza de Tiananmen hasta el circuito de la Muralla. Tuvo a dos ganadores del Tour entregados al papel de gregario. Ganó. Arriba, Amparo. No dejó de llorar en toda la ceremonia. Llanto obediente y contenido. De oro. Nos la volvió a jugar. La barra le privó a Jesús Carballo en Atlanta de una medalla (podía haber sido plata) que casi tenía segura, le impidió ocho años después en Atenas llegar a la final y este sábado hizo que el equipo no entrase en la que hubiese sido su primera final. España sumó un total de 357,925 puntos y el octavo equipo que entró en la final, Rumanía, obtuvo 359,350 puntos. El primero en fallar fue Sergio Muñoz, quien después de realizar un ejercicio correcto, le dio demasiada fuerza a las vueltas previas a la salida, que le hizo salir desequilibrado en el vuelo final para aterrizar mal en la colchoneta. Tanto, que en vez de dar el típico paso adelante tuvo que dar una voltereta completa. Nadie acudió a consolarle. Después de un buen ejercicio de Iván San Miguel que parecía tranquilizar al equipo salió Manuel Carballo quien, primero, se cayó de la barra en mitad del ejercicio y, después, aterrizó de rodillas al final. Habrá tres españoles en las finales individuales. Rafa Martínez, en el concurso general, Gervasio Deferr, en suelo, e Isaac Botella, en salto, serán las opciones a medalla del equipo masculino español.