LUCHA LEONESA Y ALGO MÁS...
Múltiples asignaturas pendientes
SÍ, PERO NO¿ Màs bien todos los inscritos luchando entre sí desde la primera ronda, pero estableciendo «cabezas de serie» como en cualquier competición deportiva de esta índole. Calentarse un mínimo «las cabezas» federativamente en el plano competitivo, que conduzca a la elementalidad de las «cabezas de serie». No a los exentos de las primeras rondas¿y sí a las cabezas de serie. Situación transitoria hasta llegar a establecer corros de distintos niveles (A, B, C¿), consecuentemente con inscripción más reducida en cada uno de ellos. Y clasificaciones por encima del 4.ºpuesto: el 5.º, 6.º, 7.º, 8.º¿ hasta el total de participantes; de esa forma todos los inscritos disputarían el mismo número de combates. Para ello tan sólo se precisaría en el orden técnico (otra cosa son las ganas y el empuje) aumentar el número de fichas; nada más...y nada menos. Si la cantera no hubiese estado tan abandonada, los frutos en forma de licencias se estarían recogiendo ya, en lugar de esa irrisoria nómina actual. Con independencia de que, con el confuso sistema actual de las previas y en opinión generalizada «no hay dios que lo entienda» y que se aclare en el seguimiento. Y se mantiene corro tras corro tanto el confusionismo como la falta de explicación adecuada. Cero en divulgación didáctica. La (des)organización general. «Quien no hace nada nunca se equivoca». Mas todo es susceptible de mejorar, todo es perfectible¿No estamos por la inocente convicción de que cualquier cambio es bueno. Tamaña ingenuidad no se sostiene. Cambiar para mejorar y no simple maquillaje-cosmética. Cambio de imagen en profundidad. Pero no sólo imagen externa vía feliz compromiso de la Diputación; al tiempo imagen -funcional y operativa- desde dentro del propio órgano federativo. Si bien para ello se precisan federativas ideas claras «Nunca habrá viento favorable si no se sabe hacia donde se va». Pero a lo que íbamos y hacia donde íbamos desde aquí. Que de poco ha de servir el dispositivo logístico incorporado a los corros por la Diputación, si la Federación no lo complementa competitivamente. En lo dos ámbitos se juega su imagen la lucha leonesa: en la puesta en escena por un lado y por otro en la duración, en el ritmo competitivo (sin interrupciones ni «cerocerismo»), en la competitiva amenidad¿a lo largo de los combates. Prioritariamente la reducción de la alargadísima duración en general: reto organizativo de primer orden; absolutamente prioritario. En el epígrafe anterior ya dábamos alguna pista. El arbitraje. La falta de criterio y la desuniformidad de criterio del colectivo arbitral. «Vaya tropa Miquelarena» que diría Romanones. O « mandguevos », que exclamaría Trillo, cómo complican y se complican, y al ser dos ¡complicación doble! No les vendría nada mal que el excolegiado y expresidente del Colegio de Ärbitros con la Agrupación, Fernando Cordero, les impartiera un curso acelerado e intensivo. Empezando por la unificación de criterios vigente entonces, que imponía señalizar de inmediato sobre sus propios brazos -los del colegiado único-, para eludir la picaresca del luchador pícaro y ventajista que «arrima su hombro»; y posteriormente sobre el brazo de quien anotó. Moviéndose alrededor -encima prácticamente- de los contendientes, inclinado a medias para mejor observar, concentrado, en tensión, enérgico, sin concesiones compadreras, pulcro de aspecto y modales (apostura y compostura). Y con el valor añadido de personalidad y criterio, que es justo lo contrario de pitar a favor de corriente ¿Y el actual seudocolegio de seudoárbitros? Pues¿el dicho de Romanones. Asignatura sobrante. Al hilo de los Homenajes con escaso sentido que deplorábamos en semanas anteriores, nos abordaba un viejo aficionado de la Ribera del Condado: «a santo de qué viene a cuento que la lucha leonesa rinda homenaje a una persona que nadie conoce en todo el término su relación con la lucha leoneaa? por aquí tuvimos a Mariano yugueros en san Cipriano, a Manolón en Villafruela, a Dario Sanchez aquí mismo en Villanueva, pero a esa tal Cris de la Fuente¿ni idea». Y a cuya artificialidad -artificial invento- se le dedicaron indescifrables y artificiosos fuegos fátuos de este jaez: «Presuntuosas genealogías de monarcones del abandono, sustentados por calladas infantinas de arrojo; campos ingratos en que más sudor pusieron las que lo doblaban al reposar el varón¿». Acaso eso sea «sentir el aluche» y no nos damos cuenta. Desentenderse de este tipo de eventos, dejarlos en manos de cada «organizador» y sin filtrar calidad emblemática de homenajeados y demás, supone una dejación federativa (una más). Implicarse en ello federativamente supondría, por ejemplo, apoyar y alentar institucionalmente el superjustificadísimo homenaje -en exclusiva y no en tropel- a Julio Bayón «El Zazo» de Barrio, todo un símbolo de los corros, una figura simbólica de la lucha leonesa: uno de los más finos estilistas, con menos peso y más valentía, escasamente reconocido a la hora de valoraciones y reconocimientos. Ése sí que «sentía y vivía» el aluche»; un enamorado de la lucha como pocos y que propiciaba enamorarse de la lucha como nadie. Pues bien, sirven los apartados señalados como muestras de asignaturas pendientes y entre otras muchas: actualización reglamento, semiligeros, información megafónica del peso de cada pareja en cada combate, agarre, alternativas al cinto, diversificación/variantes de lucha, prevención/cobertura/atención integral de lesiones, etc etc etc.