Diario de León

Unos Juegos que se podrán contar

La cita olímpica de Pekín pasará a la Historia por los grandes momentos vividos

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Nemesio Rodríguez Firma - pekín data
León

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Después de la conquista del oro en el peso gallo, el boxeador mongol Badar-Uugan Enkhbat está ansioso por regresar a su casa para contar a su familia todo lo que vivió en los Juegos Olímpicos de Pekín. Miles de deportistas, periodistas y visitantes extranjeros desean lo mismo después de un mes de estancia en Pekín, la capital de China desde el siglo XVIII cuando desde la Ciudad Prohibida se gobernaba el inmenso país. «Estoy muy feliz. Mañana regresaré a mi casa y contaré a mi familia todo lo que me pasó en la competición», dijo ayer Enkhbat, originario de un pueblo de nómadas que en 1215, bajo el mando de Gengis Khan, invadió China y fundó una nueva dinastía que duró 100 años. ¿Qué podrá contar el boxeador mongol a su familia? Podemos imaginarlo. Les contará que un nadador que algunos califican de «medio pez» o de «extraterrestre» llamado Michael Phelps entró en la galería de «reyes» de los Juegos al lograr ocho oros, más que nadie en la historia. Les contará que los Juegos coronaron a otro «rey», en esta ocasión de la velocidad en las pistas de atletismo del monumental Nido de Pájaro, un jamaicano de nombre Usain Bolt, que paró el reloj en 9.69 en los 100 metros lisos y en 19.30 en los 200. Luego, se embolsó otro oro con el relevo 4x100. Les contará que el tenista española Rafael Nadal ganó el título olímpico en los días en que relevó al suizo Federer del sitial de número uno del mundo. Les contará que la rusa Yelena Isinbáyeva revalidó el oro olímpico y batió por enésima vez el récord del mundo de pértiga para situarlo en 5,05 metros. Y les dirá que se quedó sorprendido cuando Isinbáyeva se ocultaba debajo de un edredón blanco entre salto y salto. Les contará que en la ceremonia de inauguración el veterano gimnasta Li Ning, triple oro en Los Ángeles'84, recorrió suspendido en el aire toda la cornisa del estadio del Nido de Pájaro para encender el pebetero rojo. Les contará que las tiradoras rusas Pederina y la georgiana Salukvadze se abrazaron en el podio mientras sus países libraban un conflicto bélico a miles de kilómetros de distancia. Les contará que una pareja danesa ganó el oro en las regatas de la clase 49er utilizando un barco ajeno y que su asombro fue mayor cuando el TAS rechazó la reclamación de España para que los nórdicos fueran desposeídos del título. Les contará que China se impuso en el medallero, con 51 oros, por primera vez en la historia y que los Estados Unidos perdieron la hegemonía de los últimos ciclos olímpicos. Les contará que Leo Messi, un chaval de 21 años, lideró a la selección argentina en la revalidación del título olímpico de fútbol conseguido en Atenas. Les contará que la mexicana María Espinoza, de 20 años, ganó el oro en taekwondo siguiendo en su carrera deportiva los preceptos que le enseñó su padre Marcelino, un humilde pescador de camarones de un pueblo del estado de Sinaloa. Les contará que las estrellas de la NBA, con Kobe Bryant a la cabeza, compitieron en Pekín para ganar todos los partidos, incluido el de la final contra España, la campeona mundial. Les contará que China vive una radical transformación económica que llena Pekín de altos y modernos edificios más propios de un sistema capitalista que de un régimen comunista como, políticamente, todavía sigue siendo. Les contará que nunca había visto una plaza más grande que la de Tiananmen, la «Puerta de la Paz celestial», donde en 1989 las demandas de democratización fueron aplastadas por los tanques y que muchos disidentes siguen encarcelados. Les contará que la sombra del Tibet planeó sobre los Juegos, sin que pudiera interferir el desarrollo de la competición como lo hizo en el recorrido de la antorcha olímpica. Les contará todas estas cosas y muchas que le asombraron, le emocionaron y, en algunos casos, también le entristecieron. ¡Zaijian (adiós), Enkhbat!. Texto

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