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Publicado por
León

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La fantasía es compartida por muchos pequineses: ¿Y si las medidas tomadas para descongestionar y embellecer la ciudad durante los Juegos Olímpicos se mantuvieran para siempre?. «A mí me gustaría que las flores y los canteros sembrados se mantengan, están tan lindos así. Y si la circulación (de vehículos) se mantuviera a este mismo nivel, ganaríamos tiempo y respiraríamos mejor», sueña Xia Jialing, una camarera de 18 años que trabaja en el barrio financiero de Chaoyang. Jin Quanhong, por su parte, un mensajero en bicicleta, de 25 años, es más realista. «Lo que realmente aprecié en la ciudad fue el tráfico reducido y la ausencia de obreros migrantes. Había menos gente. Todo era más fluido, más simple, y por supuesto menos contaminado», dijo. Las autoridades prometieron recientemente mejorar la calidad del aire postolímpico, afirmando que los vehículos más contaminantes serán prohibidos de manera progresiva, así como a las grandes obras se les incitará a reducir la cantidad de polvo nocivo que contamina el aire. En cambio, la circulación alternada, impuesta desde fines de julio, finalizará el próximo 20 de septiembre después de los Juegos Paralímpicos, a pesar de tratarse de la medida que logró reducir los atascos de autos e hizo disminuir la contaminación atmosférica durante varias semanas. Antes del comienzo de los Juegos, las fábricas más contaminantes de los alrededores de la capital también fueron cerradas y las grandes obras se detuvieron, y sus miles de trabajadores enviados temporalmente a sus regiones de origen. Wen Laifu, por ejemplo, disfrutó en familia en su domicilio cercano a la plaza Tiananmen, por un lado gracias a la cantidad de oros obtenidos por los atletas chinos, pero sobre todo por el hecho de ver su ciudad más moderna, limpia y funcional que nunca. Cambio radical Al igual que muchos otros pequineses, este publicista tuvo dificultades para reconocer su ciudad, completamente remodelada de cara a los Juegos, pero se congratula por los resultados. Edificios ultramodernos surgieron como de la nada, y en la capital con 17 millones se desplegaron importantes medios para pintar las fachadas, limpiar las calles y llenar de flores los canteros. «Estas medidas son exitosas, la ciudad está mejor ahora», afirma Zhao Wei, de 39 años, gerente de seis tintorerías, quien se acostumbró a utilizar el transporte público durante los Juegos. Li Jianhua, empleado de una imprenta, de 32 años, se las arregló para seguir circulando en coche. Si bien reconoce que las restricciones eran necesarias, también «complicaron muchos los desplazamientos», y está ansioso por que se vuelva al tráfico normal . Hong Guangli, estudiantes de 25 años, no se hace ilusiones. Las necesidades de la economía, en pleno boom , serán prioritarias. Pero, asimismo espera que los Juegos hayan sensibilizado a los dirigentes sobre la calidad de vida y el medio ambiente.