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KI LÓMETRO CERO

El Angliru viste de épica otra vez la Vuelta Contador sí quiere

La ronda comienza mañana con la presencia de Contador y Sastre, grandes favoritos

Publicado por
Jesús Vidal - madrid
León

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El puerto de L'Angliru vuelve a vestir de ép ica por cuarta vez la montaña de la Vuelta Ciclista a España, que en esta 63 edición que arranca el sábado en Granda y que arribará a Ponferrada el 15 de septiembre, apuesta por introducir, junto con el coloso asturiano, cimas inéditas como la ascensión a la Rabassa cuatro kilómetros más arriba de su cumbre tradicional o Fuentes de Invierno, prolongación del Puerto de San Isidro. El trazado de la gran ronda española es muy selectivo y los hombres que no estén con los mejores cuando la carretera se empine perderán todas sus opciones de triunfo. El primer contacto con la alta montaña de la Vuelta tendrá lugar en la séptima etapa, cuando la carrera llegue al puerto de la Rabassa. Este alto de primera categoría se subirá dos veces por la vertiente norte, que pasa por Aixirivall, si bien en la segunda ascensión los ciclistas tendrán que afrontar un tramo de cuatro kilómetros salpicado de rampas de hasta el 14% de pendiente máxima para llegar a la meta, situada a más de 2.000 metros de altitud. Al día siguiente llegará la jornada más dura de los Pirineos, con el Port de Cantó, la Bonaigua y el final en Pla de Beret. La Bonaigua, con sus 2.070 metros de altitud, es el techo de la Vuelta y por eso será distinguida como cima Alberto Fernández , y sus 20 kilómetros dejarán ver en cabeza de pelotón a los hombres más fuertes de la carrera. El último puerto de la jornada es Pla de Beret, que comienza a partir de la estación invernal de Baqueira con varias curvas de herradura y una pendiente cercana al 6% en los tres primeros kilómetros, que se mantiene durante el segundo tercio de la ascensión y es de ligero descenso en los últimos 2.000 metros que conducen a la meta. El sábado 13 de septiembre llegará la etapa reina de la gran ronda española, con tres puertos de primera categoría, Arnicio, la Colladona y el Cordal, antes de la subida final a la temida y ya mítica cima de L'Angliru. Arnicio y La Colladona son dos pasos de parecida longitud, 8 kilómetros aproximadamente, que tienen rampas que llegan al 10% y dejarán la carrera preparada para los dos puertos que decidirán el triunfo parcial y dejarán la general casi vista para sentencia a falta de lo que suceda en la última semana de la carrera. Según el español Alberto Contador, «será importante cómo se suba el Cordal, porque aunque sólo tiene 5 kilómetros, tiene rampas muy duras y probablemente los que se corten ahí no tengan tiempo de enlazar». Nada más descender este alto por la carretera en la que besó el suelo Olano, que era líder de la Vuelta'99, la carrera llega a Riosa, donde comieza la subida a la montaña más legendaria que la Vuelta a España ha visitado en toda su historia. La cima de L'Angliru, conocida también como La Gamonal, ha sido escenario de tres finales de etapa en la Vuelta. El tristemente desaparecido José María Chaba Jiménez (99), el italiano Gilberto Simoni (00) y el español Roberto Heras (02) fueron los tres hombres que, entre la niebla, la lluvia y el frío, tuvieron el privilegio de vencer en la meta del coloso asturiano. La ascensión a L'Angliru comienza con seis kilómetros relativamente suaves, con tramos que llegan al 9%, pero que no presagian el infierno al que tendrán que hacer frente los ciclistas después de pasar por la zona recreativa de Viapará. Es entonces cuando se inician los famosos tramos de pendientes que impregnan de épica y de leyenda a la Vuelta cada vez que la organización decide hacerla subir hasta el alto riosano. Les Cabanes (20%), Llagos (12,5%), Los Picones (18%), Cobayos (17%) y El Aviru (20%) son ya nombres de pendientes míticas que en 1999 entraron como una bocanada de aire fresco en el ciclismo mundial y ya se han hecho con un espacio imborrable en la historia de las tres grandes vueltas. Pero, sin duda, el lugar más sagrado de este santuario del ciclismo se eleva hasta los 1.359 metros de altitud, está situado a 2,2 kilómetros de la cima, tiene 450 metros de longitud, una pendiente mínima del 16% y la carretera se inclina hasta el 23,6%. Es La Cueña Les Cabres, donde los escaladores como Contador o Sastre intentarán demostrar que son capaces de imponerse en una de las rampas más duras que pueden ofrecer las pruebas que se disputan en el calendario internacional. «El Angliru me ha parecido durísimo. Cuando empiezas, te crees que ya has pasado lo más duro, pero te das cuenta de que no cuando llegas a la Cueña les Cabres y su 23% de desnivel. Ese tramo y luego otro ya cerca del final de 21% es lo peor», declaró Contador el día que reconoció este puerto. San Isidro Al día siguiente se subirán los puertos de La Colladona, La Colladiella y de San Isidro, de primera categoría, aunque la meta está situada unos kilómetros más abajo de la cumbre de este último, en la estación de Fuentes de Invierno. La Colladiella será la dificultad montañosa más dura de la jornada, pues desde que comienza en Sotrondio se suceden las rampas del 10, 11 y 12% hasta llegar al kilómetro final, con un tramo del 14%. Los hombres con aspiraciones a sacar diferencias en esta etapa tendrán que quemar su pólvora aquí, pues la vertiente asturiana de San Isidro, con una inclinación uniforme que oscila entre el 6 y el 7%, con tan sólo una rampa del 14%, no parece muy propicia para una batalla por la general. El trayecto que el día 19 recorrerá la vertiente madrileña de Navacerrada y Navafría, con puertos sin grandes desniveles, será una jornada de media montaña apta para jornaleros de la gloria que busquen obtener una victoria prestigiosa a través de una fuga. La cronoescalada a Navacerrada por el lado segoviano dejará vista para sentencia la clasificación final de una Vuelta en la que Alberto Contador, cuarto en la contrarreloj de los Juegos Olímpicos de Pekín, tendrá la oportunidad de decantar a su favor la carrera española en L'Angliru, que será sin duda el nuevo «Olimpo del ciclismo». Todas las esperanzas, o buena parte de ellas, del porvenir de la actual Vuelta a España, e incluso de su futuro, pasan por Alberto Contador, por la repercusión que pueda tener su presencia en la carrera, por la trascendencia de sus triunfos. No será el único atractivo, pero si es cierto que la presencia del madrileño revalorizará a corredores como Carlos Sastre o Alejandro Valverde, que se merecen un respeto. El gran favorito para el triunfo final es la primera vez que sale a por un triunfo en una carrera de tres semanas. No es la primera vez que prepara una carrera a conciencia, pero si sabe que es el gran favorito. Al Giro de Italia fue a remolque, obligado por su equipo, para cumplir con los organizadores. Tres personas de su equipo le fueron animando día tras día, mentalizándole de que lo podía ganar. No mintió cuando dijo que estaba de vacaciones. Ganó en Italia porque era mucho mejor que el resto de corredores que había en esa prueba. En esta Vuelta a España será la primera vez que salga como gran favorito. Que nadie dude que está capacitado para hacerlo, pero será distinto al Tour y el Giro. Tiene la temporada solucionada y nada que justificar, pero todo el peso de la carrera recaerá sobre él.