Los pequineses puntúan los Juegos con un sobresaliente unánime

Un 98 por ciento de los pequineses, encuestados por el Buró de Estadísticas municipal, califica los Juegos recién terminados en la ciudad de «un éxito», según los resultados de los que ayer se hizo eco la prensa oficial. En la encuesta, llevada a cabo por teléfono a 3.000 habitantes de todos los distritos de la ciudad, un 82 por ciento calificó los JJOO de «muy exitosos» y un 16 por ciento de «bastante exitosos». Los encuestados atribuyeron mayoritariamente el éxito a las labores de los voluntarios, a las medidas de organización y coordinación del gobierno y a la «implicación de la ciudadanía», señalo la agencia oficial Xinhua. Porcentajes superiores al 80 por ciento de los preguntados consideraron que los Juegos han servido para reducir algunos malos hábitos corrientes en la capital, como el no usar las papeleras para tirar la basura, el no ofrecer asientos en autobuses y metros o el no hacer cola en medios de transporte y puestos de venta. Sin embargo, menos de la mitad (un 40 por ciento) considera que hayan servido para mejorar la conciencia medioambiental de los ciudadanos, en una urbe que, pese a los cielos azules durante los Juegos, sigue siendo una de las capitales más contaminadas del mundo. Los Juegos de Pekín, envueltos en controversia durante años, han sido elogiados por la prensa y los Gobiernos occidentales por su buena organización, excelentes estadios y el alto nivel deportivo del que han sido testigos, con más de 30 récords del mundo y las hazañas de atletas como Michael Phelps o Usain Bolt. Las organizaciones críticas con China, como Reporteros Sin Fronteras o Amnistía Internacional, han lamentado sin embargo que los Juegos no sirvieran para mejorar la situación de los derechos humanos en el país, como se esperaba cuando en 2001 se le otorgó el honor de ser sede. Pero organizaciones aparte, la idea de la población en general es de que los de Pekín han sido los mejores juegos de la historia. No cabe duda de que los organizadores han sabido, a golpe de talonario, tapar las miserias que puedan azotar la capital o las circunstancias políticas del país. Desde la ceremonia de apertura, que rozó la perfección, todo el mundo quedó deslumbrado ante la eficiencia y espectacularidad de unos Juegos que los deportistas se encargaron de encumbrar con marcas sin precedentes que tardarán en ser batidas.