Fútbol | Mundial 2010
España golea a Armenia con la ley del mínimo esfuerzo
Cuatro goles, que pudieron ser más, fueron su botín ante un rival preocupado en defenderse
Coser y cantar. España se deshizo de Armenia con la ley del mínimo esfuerzo, merced a un arreón inicial y otro final para redondear el resultado, y ya es líder de grupo en la clasificación para el Mundial. Un espléndido Iniesta, como se adivinaba profeta en su tierra, abrió la senda del éxito con un par de pases geniales que acabaron con la débil resistencia de esta ex república soviética. Una noche de lo más plácida en pleno jolgorio de la feria de Albacete que permitió el ansiado debú de Bojan. Y que, tras sus dos dianas, dejó a Villa con 21, una más que el mítico Telmo Zarra. Del Bosque anunció al aterrizar en la selección que con él no habría privilegios mediáticos, ni filtraciones sobre los onces, y de momento lo cumple. Jugó al despiste, quizá para alimentar los debates en la previa de un duelo descafeinado, y al final situó dos puntas, introdujo a Güiza y Capel y prescindió de Capel y Cesc, que esta vez jugó los minutos intrascendentes. La apuesta le salió a pedir de boca porque la noche se cerró en un pispás. Sin el extremo almeriense, ubicó en esa zona a Iniesta, que impartió una lección magistral en casa, ante ese público albaceteño que le idolatra. Es un orgullo para esta gente, para España entera, que uno de los mejores jugadores de planeta sea de Fuentealbilla y represente la sencillez del pueblo. Ya dijo el martes que volver al escenario de su debú con la absoluta hace dos años era especial y a fe que lo demostró. A diferencia de Capel, desbordante pero todavía en formación, algo chupón, alocado y con el defecto corregible de agachar la cabeza más de la cuenta, Iniesta lee el fútbol de maravilla. Sabe cuando hay que driblar, tirar una diagonal, esperar la incorporación del lateral, tocar en corto, en largo, en profundidad o cambiar de costado. Y si encima enfrente tiene a un adversario tan pobretón como Armenia, miel sobre hojuelas. Con dos acciones de tiralíneas, Iniesta rompió el duelo. La consigna era marcar pronto y, bajo la bota mágica del azulgrana, España no falló. Un gran desmarque de Capdevila, el que casi siempre cumple y apenas recibe titulares elogiosos, un soberbio pase de Iniesta y 1-0. A continuación, quien se benefició de la inocencia armenia y el magisterio del manchego, fue Villa. Sólo quedaba saber si España mantendría la intensidad o, tal y como ocurrió, echaría el freno de mano. Sin Fábregas, Xavi gozó de más espacios para el baile ante los ex soviéticos. Más atrás, el omnipresente Senna se valía para frenar a los rivales. Y si le superaban rara vez, ahí aparecía el pie o la mano de Casillas. España entraba por todos lados, algo menos por el flanco de Ramos y Cazorla, y si no se fue al descanso con un resultado de escándalo fue porque Villa no acertó. Luego lo hizo enn el tercer gol al que siguió la puntilla a cargo de Marcos Senna. Eso fue todo.