Ni la cabeza da tranquilidad al club

La Cultural es un club diferente. Aseguran que el Atlético de Madrid es el pupas del fútbol español, pero no es así. El equipo leonés se lleva la palma en este sentido. Después de la anunciada paz para remar a favor de los intereses del club leonés, de desbancar de la primera plaza al Zamora, de quitarle el liderato al Lemona, de situarse en la cabeza de la tabla y de aspirar tras muchas temporadas de espera a jugar por ascender a Segunda División, ni siquiera así llega la tranquilidad al club que preside Domingo Cueto. A mitad de semana, la plantilla se descuelga con un plante y se niega a entrenar hasta que los canteranos David Bandera y Viola perciban sus respectivas cantidades adeudadas de la pasada temporada, además de solicitar el pago, también del ejercicio pasado, del preparador de porteros, Juan Carlos, y del preparador físico, José Luis Presa. Una vez parcheada la traba económica solicitada por el plantel culturalista, surge otro problema de dineros. El árbitro leonés Turienzo Álvarez exige el pago de las cantidades correspondientes al alquiler del piso en el que habitó la pasada temporada Iván Mateo. A continuación, otro: la revista Nueva Comunicación, también a través de los tribunales, solicita el pago de su contrato. Luego, Abelleira no percibe lo indicado por el Juez. Así lleva la Cultural más de 30 años. Así es imposible subir.