Ver a la SDP en el Pizjuán no tiene precio
400 seguidores de la Deportiva desafiaron a la distancia y vivieron el choque in situ
Ni kilómetros ni día de semana ni jefes ni gastos ni nada. Los aficionados de la Deportiva desafiaron a todos los elementos y llegaron a Sevilla por tierra, aire y casi por mar. Quien más y quien menos se las tuvo que agenciar para poder estar un jueves en Sevilla y no trabajando como casi todo hijo de vecino. Pedir un día libre, un moscoso, guardar algunas vacaciones para esta fecha, pedir un favor a un compañero... Todo era bueno para estar en Sevilla. A media mañana llegaron dos autobuses de aficionados al centro de Híspalis. Éstos seguidores fueron los que peor lo pasaron, porque «se chuparon» horas y horas de bus apenas sin dormir. Luego, los que vinieron más relajadamente y pudieron hacer algo de turismo. Ayer sólo faltó ver en el Giraldillo una bandera de la Deportiva, aunque conociendo al personal, seguro que a más de uno se le ocurrió hacerla ondear del monumento más emblemático de la ciudad. En el estadio, pancartas de todo tipo. Las dos que más llamaron la atención, la del «tiki-taca, Rubén Vega», o la de las muestras de orgullo al equipo. Durante el partido volvió a sonar el «A Ponferrada me voy». En Sevilla no lo conocían, pero seguro que les gustó. Cada uno trataba de buscar soluciones a la falta de peligro que creaba el equipo y cuando el encuentro concluía un aficionado era claro: «Por lo menos hemos visto cinco goles, aunque uno no lo validó el árbitro». Al final, lo que quedará en el recuerdo es que todos ellos un día vieron a la Deportiva jugar en el Pizjuán y una nueva frase para ilusionarse con su equipo: «El domingo ganamos al Lugo y la semana que viene llenamos Santiago de Compostela». Y así ha de ser, porque ya todos sabíamos que antes o después la Copa pasaría a mejor vida.