Diario de León

España torea a Argentina y se lleva la Davis

Verdasco logró el punto definitivo frente a Acasuso para alzar la tercera Ensaladera

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María G. Méndez - mar del plata
León

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El equipo español de Copa Davis dejó en entredicho a todos los aficionados que no creían para nada en el milagro de un tercer éxito en la Copa Davis. Sin embargo, después de tres horas y 55 minutos de juego en el Estadio Islas Malvinas, de Mar del Plata, el madrileño Fernando Verdasco conectó un derechazo paralelo que supuso su victoria sobre el argentino José Acasuso, que salió a jugar por decisión de su capitán para relevar al lesionado Del Potro. El triunfo de España quedó sellado con el triunfo de Verdasco en el cuarto partido de la final por 6-3, 6-7 (3), 4-6, 6-3 y 6-1. Mientras Verdasco, aun habiendo trabajado con gran intensidad a lo largo del encuentro llegó al quinto set en buenas condiciones físicas, Acasuso acusó demasiado su tremendo esfuerzo, hasta el punto de que al término del cuarto set tuvo que ser asistido con problemas en la zona abdominal. Lo de España, su conquista, fue como una especie de milagro, porque antes de la final las apuestas le eran desfavorables. Muy pocos confiaban en un equipo hispano mermado por la baja de Rafael Nadal. El mallorquín, que este domingo lanzó a través de la televisión algunos mensajes a sus compañeros de selección, era de los convencidos de que Argentina sería derrotada. Lo curioso es que el conjunto sudamericano tuvo la suerte de espaldas con la lesión de su primera raqueta, Juan Martín del Potro. A última hora intentaron ponerlo a punto, pero fue descartada la opción de infiltrarlo. Su ausencia, qué duda cabe, perjudicó notablemente a los albicelestes. Las lágrimas de José Acasuso tras registrarse el triunfo de España hicieron recordar a las que hace un par de años soltó al perder con Safin en el choque Rusia-Argentina. Acasuso demostró no estar en forma. Lleva semanas sin jugar y fue alineado por causas de fuerza mayor. Ante Verdasco ofreció severos altibajos. Junto a un revés infantil, más propio de un jugador de club, que de una selección nacional, sus tiros largos carecieron de precisión. España coronó su objetivo tras superar una serie de adversidades y por ello tiene más méritos, si cabe, su conquista de la Ensaladera de Plata por tercera vez, tras los triunfos alcanzados en Barcelona (2000) y Sevilla (2004). En esta ocasión, sin embargo, el título fue conseguido a domicilio y en un ambiente de bronca casi constante, aunque en el fondo sin muy mala intención. Los espectadores argentinos pretendían transmitir el nerviosismo a los españoles y lo lograron en el partido de dobles contra Verdasco. También lo intentaron en el duelo frente a José Acasuso, pero sin pasarse, porque a fin de cuentas el marcador les estaba dando un respiro casi total. De nuevo la Davis, su final, se convirtió e n un centro de máxima emoción. Fue otra jornada de sufrimientos. Por los jugadores y por el público. Acasuso, que terminó sin el menor asomo de fuerza física por su gran consumo de energías, reflejó un revés tan cristalino que se rompió con harta frecuencia. Lo raro es que el capitán español transmitiera esa curiosidad a Verdasco, porque el caso es que cada vez que el madrileño enviaba la bola al revés de su rival, casi indefectiblemente provocaba su error. Y así hasta alcanzar el triunfo y la gloria.

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