El Ademar corta en Zurich su racha europea (33-29)

No fue posible. El Reale Ademar no pudo terminar imbatido su andadura en la primera fase de la Liga de Campeones. Era un pequeño hito que el equipo quería conseguir (nunca se había logrado hasta la fecha) pero su mala primera mitad, excesivamente blando en defensa, le acabó pesando demasiado ante un Amicitia Zurich que es mucho mejor equipo de lo que pudiera pensarse. No obstante, el Ademar había llegado a Suiza con los deberes ya hechos y eso es lo importante. Conducidos por el brazo de Basic (cuatro goles en nueve minutos), el Amicitia mandó en el partido durante los primeros treinta minutos con ventajas que oscilaban entre los dos y los tres tantos. La defensa leonesa no estaba lo compacta que sería menester y Alilovic tampoco estaba fino bajo los palos. Sólo en ataque destacaba Mikel Aguirrezabalaga, cada día más decidido. En ese primer cuarto de hora la mitad de los goles del Ademar llevaron su rúbrica. Pero al Ademar le faltaba tensión. El 14-11 del minuto veinte así lo refleja. Ribera da entrada a Álamo en la porteria por un Alilovic desacertado. Pero el panorama no cambia apenas. Entre el central Schmid y Basic (trece goles) fusilan sin piedad la portería ademarista. Ribera pide tiempo muerto y cambia sucesivamente el septeto en pista en dar con el conjunto ideal pero no lo encuentra. En la recta final del primer tiempo el Amicitia abre una brecha de seis tantos: 19-13. Por fortuna un arreón leonés liderado por Novelle y Vega sutura un tanto esta herida para llegar al final del primer periodo con 20-15. Dos goles seguidos de Buntic y Krivoshlykov en la reanudación demostraron que el equipo salió mucho más enchufado. Otra contra que acaba el ruso dejan la ventaja suiza en dos: 21-19 en apenas cinco minutos. Ya no llueve como llovía. En el minuto diez Novelle hace el empate (22-22) tras un parcial de dos a siete y Stranovsky pone al Ademar por delante por primera vez en el ataque siguiente. Las continuas exclusiones frustran el despegue leonés y el Amicitia vuelve a irse dos arriba. El partido se iguala y se maneja en unos márgenes estrechísimos. Sin emargo un arreón postrero de los helvéticos les lleva a ponerse cuatro arriba a falta de cuatro minutos gracias al brazo prodigioso del central Schmid (once goles) que es un cañonero que tendría que jugar en una liga superior a la suiza. Y al Ademar se le echó el tiempo encima para intentar evitar su pri mera derrota en la Liga de Campeones.