Diario de León

Llega el frío y con él los buenos momentos para cazar la becada

Esta ave, de gran interés cinegético, entra en la Península huyendo de los fríos nórdicos

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Pedro Vizcay
León

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Parece que el invierno se ha adelantado a finales de noviembre. La nieve, el frío y especialmente el viento dificultan la caza de la perdiz «a rabo». Además en esta temporada atípica no se puede decir que abunden las «patirrojas» y mucho menos la liebre, prácticamente desaparecida. Muchos aficionados disponen de cotos en la montaña, por lo que esperan con impaciencia la entrada de becadas, pitorras o arceas, alguno de los muchos nombres con los que se la conoce. Huyendo del frío nórdico esta ave de extraordinario interés cinegético entra en la Península Ibérica y se asienta en las áreas montañosas, especialmente en aquellas en las que abunda la mata de roble. Hasta la fecha y según las noticias que llegan de Asturias, Cantabria y Navarra nos encontraríamos ante un buen año de becada.

En las estribaciones del Sur de la cordillera Cantábrica, sin embargo, apenas habían entrado hasta ahora, debido a la falta de humedad que endurece el terreno impidiendo su alimentación a base de introducir su largo pico en el suelo para buscar larvas, gusanos y lombrices. Además tampoco había hecho frío en exceso. Ya el pasado fin de semana se comenzaron a ver algunas. Tanto en las riberas del Torío y Curueño como en la zona del Esla en Cistierna se cazaron «pitorras». Ahora, con la nieve caída desde el lunes es casi seguro que se estén asentando en las zonas mas bajas al ser desalojadas de las cumbres. En estas condiciones es factible buscarlas con los perros adecuados en las zonas boscosas, con abundante hojarasca y próximas a las praderas y regueros, especialmente donde pacen o han pacido las vacas. Llega el tiempo de las becadas y en los cotos de media montaña, donde por desgracia la perdiz roja no es abundante, los aficionados se podrán divertir. El final de la temporada es la época mas propicia para esa caza, que en otros países europeos, se prolonga durante el mes de febrero e incluso marzo.

Aves acuáticas

Contra lo que pueda parecer no está siendo esta una buena temporada para las aves acuáticas. Las limitaciones que impone la normativa de caza sobre zonas de seguridad y aguas corrientes, permite a los ánades refugiarse en lugares seguros. Mientras las heladas no son muy fuertes de cualquier charca o humedal puede salir una pareja de «azulones» como le sucedió a Juan Carlos Domínguez en el campeonato provincial de caza. Pero cuando se hielan las aguas estancadas se dirigen a los ríos y allí, no se las puede disparar salvo guardando la debida distancia. En estos días, coincidiendo con la llegada de las cigüeñas, entran otros ánades como las Cercetas, un pato pequeño pero muy apreciado tanto por su carne como por la elegancia y rapidez de su vuelo. También la agachadiza, presente en los bordes de las zonas húmedas, presenta una notable dificultad en el tiro. Menos abundantes son los patos cuchara, pese a que con suerte puede encontrarse alguna pareja de paso.

Las formaciones de ánades volando a gran altura pueden verse con cierta frecuencia en las proximidades de ríos y lagunas. Especialmente llamativos por su tamaño son los cormoranes volando en grupos de seis a catorce o quince individuos. Esta temporada se aprecian menos «cuervos marinos», bastante controlados en las zonas trucheras. Pese a todo en las inmediaciones de los pantanos hay buenas concentraciones, especialmente en los del sistema Esla Duero, donde la abundancia de alburnos le garantiza una buena y fácil alimentación. El pasado año hubo una importante concentración de cormoranes en la confluencia de los ríos capitalinos Bernesga y Torío, pero al menos hasta la fecha no han aparecido por la zona. Si se ven en el Porma y el Esla, pero en grupos mucho mas reducidos.

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