Diario de León

La Junta comienza a preocuparse por la desaparición de las liebres

Envía una carta a los responsables de los cotos recomendando cerrar la temporada

Publicado por
Pedro Vizcay
León

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En un gesto que las sociedades de cazadores consideran como «ponerse la venda antes que la herida», la Consejería de Medio Ambiente de la Junta, a través de la Dirección General del Medio Natural que dirige José Angel Arranz Sanz, ha enviado una carta que parece dirigida a los clubes y asociaciones de cazadores que gestionan cotos de caza afectados por la terrible reducción en las poblaciones de liebre ibérica. En el comienzo de la misiva reconoce que «de acuerdo con los seguimientos de la población de liebre de la comunidad autónoma que regularmente se realizan desde esta Dirección General con nuestro personal de campo, con el inestimable apoyo de muchos cazadores y titulares de cotos de caza, así como la información aportada por la Federación Castellano Leonesa de Galgos, hemos constatado oscilaciones importantes en los niveles poblacionales de unas comarcas a otras». Tras afirmar que la situación mas preocupante se está produciendo en las zonas tradicionalmente lebreras, que en años anteriores albergaban las densidades mas altas de población, y sin referirse en ningún momento a que son precisamente estas zonas dónde en mayor cantidad se ha aplicado el veneno contra los topillos, menciona que en las zonas con menos densidad, sin citarlas, se mantiene e incluso se ha producido un ligero aumento.

Pasa a continuación a analizar las causas que, según los datos proporcionados por la Consejería de Agricultura y ganadería, responsable del seguimiento epidemiológico de las poblaciones silvestres, a través de los Planes de Vigilancia en Fauna Silvestre, serían un cúmulo de circunstancias los que han provocado la pérdida de rabonas y no un único factor. «Así, el repunte de enfermedades como la tularemia en el año 2008, facilitada por las elevadas densidades de roedores del año pasado, éstos transmisores de la misma, junto con la aparición de enfermedades como la neumonía hemorrágica vírica, entre otras, han determinado según nuestros informes veterinarios la brusca reducción de las poblaciones de liebre». Como puede verse en el texto en ningún momento se citan los efectos que ha podido producir el veneno distribuido por el campo y sin apenas control, cuestión denunciada reiteradamente por los cazadores, que también afirman que ni en los peores años de la tularemia hubo tal escasez.

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Dos recomendaciones

Tras el diagnóstico de la situación, que llega cuando desde hace semanas es un auténtico clamor entre los cazadores, realiza las siguientes recomendaciones: «En primer lugar que se extremen las precauciones en el manejo de la especie si va a ser objeto de cualquier tipo de manipulación». No sé cómo voy a manipularlas si no hay ni una liebre en todo el campo, comenta uno de los titulares de cotos a quienes va dirigida la carta. La segunda recomendación es «que valoren la posibilidad de adelantar la veda de esta especie para cualquier modalidad de caza, logrando de esta forma que queden el mayor número de ejemplares reproductores en el campo para conseguir así una rápida recuperación de las poblaciones». A buenas horas, nosotros ya hemos cerrado y no solo la liebre, sino toda la caza- comenta el citado titular.

El problema para muchos cazadores es que han pagado importantes cantidades que oscilan entre los trescientos y los novecientos euros

por la tarjeta del coto, además de los gastos inherentes a la actividad como cartuchería, mantenimiento de perros, licencias, etcétera. Los ingresos de los cotos se destinan a pagar las matrículas a la Junta, canon por hectárea a los agricultores o propietarios, seguros por daños y accidentes cuyas primas han experimentado considerables subidas por causa del jabalí, mantenimiento y entablillado del acotado y otros conceptos que nunca van a permitir el reintegro de las cantidades abonadas. En los acotados gestionados por cazadores locales, vecinos o hijos de los pueblos, cabe la resignación, pero no en aquellos que admiten cazadores foráneos que son los que mas cotizan.

No a las repoblaciones

Tras rogar que en caso de cerrar la temporada sería conveniente la comunicación a los Servicios Territoriales de la provincia con el fin de «velar por el cumplimiento de tal decisión», la circular finaliza advirtiendo que «en la actualidad las repoblaciones con liebres no son posibles debido a la imposibilidad legal de su comercialización por los problemas sanitarios que pudiera acarrear tanto a la salud humana como a la ya diezmada población de liebres». Tal vez en un intento de calmar los encendidos ánimos culmina diciendo que «Desde la Consejería estamos trabajando ya en la elaboración de un Plan que permita la rápida recuperación de la especie, así como analizando las condiciones que permitan el refuerzo de la población en determinados cotos (no cita en cuáles) con las máximas garantías sanitarias, genéticas y para la salud humana en el manejo de la especie».

La carta, que está llegando en estos días a la mayoría de titulares de cotos, está provocando reacciones diversas entre quienes agradecen el interés de la Dirección General del Medio Natural y quiénes, la gran mayoría, opinan que es una cura en salud ante lo que ya es una catástrofe cinegética, que afecta especialmente a las liebres, pero también a la perdiz, y que ha sido provocada por la negligencia de la Consejería de Agricultura a la hora de facilitar el veneno para la plaga de topillos sin apenas control. Cabe destacar en este sentido que, tanto las organizaciones ecologistas como la Federación de Caza, ya advirtieron y denunciaron en su día los efectos perversos del veneno, efectos que, por otra parte, la circular se cuida mucho en reconocer y pese a que autoridades científicas cualificadas, como el profesor Purroy, califican la situación de «leporicidio».

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