Un «coto» muy especial: perdices en el cementerio de León

p. v. | león

A pesar de las recomendaciones de la Junta de Castilla y León del cierre, al menos parcial, de la temporada de caza menor, son todavía pocos los acotados que han optado por cerrar la temporada. No obstante la presencia de cazadores en el campo se ha reducido de forma sensible ante la escasez crónica de piezas cinegéticas a la vez que existe en los acotados de la zona sur el compromiso, siempre tácito, de respetar la liebre. Los resultados de la temporada, una vez concluida, darán bastantes sorpresas en el sentido de que los cotos de Tierra de Campos, los mejores y mas caros para la caza menor, arrojarán unos cómputos desastrosos mientras que otros de media montaña habrán mantenido e incluso mejorado las ratios de piezas abatidas. Además y en estos últimos días, está entrando becada en cantidad respetable, lo que supone un importante aliciente para la caza. También la temporada de jabalí está siendo buena, mejor que la del pasado año, y eso que las mejores monterías se realizarán por Navidad.

Curiosamente y en un año de escasez, la perdiz nos admira una vez mas. Muchos leoneses que pasean por Las Lomas y la Candamia se ven gratamente sorprendidos frecuentemente por la arrancada fulgurante de las perdices o por algún conejo serpenteando veloz entre las matas o los pinos. También las «rabonas» habitan por estos pagos convertidos en «la ruta del colesterol». Lo que resulta difícil de imaginar es encontrar a las bravas «patirrojas» en el cementerio capitalino. No es ninguna fábula ni ningún relato de terror.

Al sur del sagrado recinto, donde han de instalarse las futuras ampliaciones, es frecuente encontrar un nutrido bando de perdices, bastante confiadas, apeonando a veces incluso entre las tumbas. Visto así cualquiera diría que a nuestras perdices les asustan más los perdigones que los difuntos.