| Fútbol | Segunda División B |
Tarde de magia, frío y nostalgia en El Toralín
La plantilla dedicó el triunfo a los jugadores que causaron baja en el mercado invernal, en especial a Rubio, que fue el centro de los mensajes de la afición en un gélida jornada
ponferrada
La tarde de ayer, la primera en El Toralín después de las bajas del mercado invernal, sirvió para recordar a los que ya no forman parte de las disciplina blanquiazul. Aunque el mayor protagonismo lo encarnó Manolo Rubio. El portero, que vio el partido en la tribuna del Toralín y sobre el que en próximas horas el club deberá tomar una decisión al no encontrar equipo al cierre del mercado de invierno, fue centro de pancartas y ovaciones. Su nombre se coreó en la grada y los jugadores se acercaron hacia su posición a la conclusión del encuentro para dedicarle el triunfo alcanzado. Él respondió con un gesto de cariño a sus compañeros y a la camiseta que defendió durante cinco temporadas y media. «Rubio, gracias por tantas tardes inolvidables»; «Cuando los rivales cantaban gol, su mano les tapaba la boca»; «Rubio siempre»; «Isma, David, Manolo, Santa, suerte», rezaban las pancartas.
Los aficionados del Pontevedra se marcharon resignados. «Raqscaron» mucho frío y cuando sólo iba un cuarto de partido ya dejaron de animar. Tres goles en contra le quitan las ganas a cualquiera.
La ola, y el cántico berciano por excelencia volvieron a recorrer el estadio. Qué mejor manera de calentarse que con goles, porque la tarde fue gélida. Al menos no llovió y el campo, encharcado en la banda de tribuna el día anterior, aguantó perfectamente el duelo. El detalle feo, que los granates no devolvieron dos balones.