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¿A repetir errores?
COMO EL balance de esta última legislatura federativa -patético final al margen- no ha podido ser más penoso, de lo que se trataría en la próxima sería de evitar la repetición de los errores. Eso en cuanto a lo no repetible, y al tiempo abordar lo que no solo no se ha intentado afrontar sino que ni tan siquiera se ha planteado.
Cuatro años de gestión (?) federativa, enjuiciada desde una perspectiva distante y serena presentan un panorama desolador. Ya quedó dicho que precisamente este último año se trató de empezar la casa por el tejado: un tejado con adornos, pero sin cimientos; sin base y consecuentemente sin futuro. Lo está percibiendo cualquiera, salvo los «voceros oficiosos» de siempre.
Ha de irse más allá, mucho más halla del «simple lavado de cara y cosmética casera». Reforma a fondo de un reglamento más que trasnochado y caduco; de las normas de competición. Del aumento de la nómina de luchadores. De la proyección exterior y en serio de la lucha leonesa.
No cabe ya en abril la generosidad navideña y se impone la reflexión penitencial-cuaresmal. El denominador común de la temporada fue el continuismo -«más de lo mismo»- y el incumplimiento de promesas. A modo de síntesis en este último aspecto: ínfimo -ridículo- número de licencias sénior y que siguen yendo a menos, mínima actividad en la lucha de base, mecenazgo/patrocinio integral, marketing luchístico (optimización de recursos/ merchandising / mercadotecnia-¦), Fundación Lucha Leonesa, acceso a televisión, presencia relevante en la universidad, presentación y difusión en comarcas no luchísticas etc etc
Más de lo mismo y consecuentemente las mismas asignaturas pendientes. Lesiones y nuestra permanente demanda: atención, prevención y cobertura integral ¿Aquella primera aproximación -digamos- científica en torno a la prevención de lesiones, con estadísticas y demás, presentada a bombo y platillo y por la que apostamos desde aquí, fue a quedar en la supresión de la media caida? De las alternativas al cinto y del insufrible «agarre», así como de la preponderancia otorgada las «luchas folklóricas» -pseudoluchas- sobre las luchas olímpicas, ya nos ocuparemos monográficamente en otra oportunidad.
Capítulo arbitral tan solo de pasada y como punto de referencia. Sin capacidad, personalidad ni criterio y con un colegio de árbitros que sigue siendo una entelequia. Encima dobles y doble de caros. Ya hemos comentado en alguna otra ocasión que el excolegiado Fernando Cordero, por sus arbitrajes en las veladas de la agrupación («Galas de la Lucha» en el Auditorio, «Memorial Reino de León» en la Plaza Mayor y «Desafío Espacio León») cobró exactamente el 100% menos que los seudoárbitros de cada corro del verano y de primavera.
Como se desprende no se han solucionado los errores seculares a sumar a esta ineptitud arbitral «doble»: las mismas insuficientes 4 categorías, ausencia de a modo becas escolares en forma de libros u otros para espolear a los chavales-luchadores, tediosos combates de los superpesados en general... Mientras que han surgido otros fallos nuevos. Sin ir más lejos las eliminatorias previas con exención y de lo más discriminatorio en favor de los primeros clasificados en la general ¿Va seguir así? No se puede postergar para tratar de afrontar sobre la marcha, improvisando al arranque de la temporada de verano.
En el otro frente, en el de la gestión del despacho ¿qué se puede esperar cuando, expresivo por lo casi anecdótico, pues que se sigue sin «la tecnología punta del contestador automático»? Por no hablar, ya más en serio, de la gran asignatura pendiente del impulso, potenciación ¡y armonización! de los clubes-equipos.
Prevenir y apercibir sobre cuestiones que saltan a la vista. «Malos tiempos corren cuando es preciso demostrar lo evidente», puesto que como filosofaba Ortega «donde están las cosas sobra contarlas». E invocando la Ley de Murphy «toda situación grave es susceptible de empeorar» ¿Pobres venidos a menos? Para encontrar tiempos peores habrá que remontarse al futuro?
Nota final. Al cumplirse un año de su fallecimiento, desde esta columna queremos rendir nuestro particular testimonio de recuerdo a la memoria del colega columnista Chencho; pero sobre todo al amigo Chencho. Con la evocación que le dedicábamos hace doce meses.
En más de una ocasión debatimos con él comparando nuestras respectivas «antigüedades en Diario de León.». Y lo hacíamos, faltaría más, en su «rincón de La Solera», feliz deriva de la inmediatez de nuestros respectivos domicilios familiares en torno a la Plaza Las Cortes. -Qué tal Juan Florencio González Ruano -solía ser el saludo que precedía al brindis entre su gintonic y nuestro prietopicudo-.
A pesar de sus orígenes bañezanos, su «Balcón» contemplaba y escudriñaba todo el horizonte leonés. -Marro, hay que romper moldes de una vez con lo de la lucha leonesa, que es un deporte precioso ¡y nuestro, coño!, de lo poco que nos van dejando.
Sirven sus propias palabras de recuerdo emocionado y de reconocimiento hacia su amistad y magisterio.