Fórmula 1 | Gran Premio de Malasia
Alonso saldrá desde la quinta fila de la parrilla tras otra exhibición de los Brawn
colpisa | sepang
Una tormenta tropical que más parecía el fin del mundo retrasó durante una hora la habitual comparecencia de Fernando Alonso ante los medios de comunicación. Se trataba de cruzar el «paddock» en un trayecto de treinta metros, pero el agua caía con tal violencia que se nubló la visión, proliferaron las caídas y la estancia en el circuito de Sepang se convirtió en un caos. Algo así, un suceso incontrolable, necesita hoy Fernando Alonso para recomponer su ilusión y la de sus seguidores. No tenía buena cara el asturiano cuando, pasado el diluvio, se explicaba ante los periodistas. «Esperaba más y no ha sido posible sacar más del coche. Sabíamos desde el viernes que no éramos competitivos. Y bueno, no es un día feliz porque empecé el año pensando que podía luchar por el Mundial y tenemos que mejorar mucho para conseguirlo».
Ese fue el resumen en clave de Fernando Alonso de una tarde en Sepang marcada por la amenaza de lluvia que, en este país, no es amenaza sino lógica matemática. Ni con esas hubo forma de que Alonso levantase este sábado el ánimo, alicaído como estaba por una sesión de clasificación en la que siempre bordeó el límite y coqueteó con la eliminación. Pasó el primer corte con apuros (allí sucumbió por un exceso de confianza Massa), superó el segundo por los pelos y ya ni siquiera intentó mejorar la décima posición a la que parecía abonado entre los diez mejores. El más rápido de todos fue, otra vez, el supersónico Brawn de Button, que capturó su segunda «pole» consecutiva. El Toyota de Trulli acabó segundo y sólo el Williams de Rosberg se alejó de la fiesta. Como en Australia, Red Bull confirmó que su coche es más competitivo que los grandes.
Vettel, que perderá diez puestos por una sanción en Australia, firmó el tercer mejor tiempo.