El Magistral, un modelo a seguir

Análisis | M.Á. NEPOMUCENO

Pocos deportes a lo largo de la historia han sufrido un cambio tan radical en lo que a su popularidad se refiere como el ajedrez. Lo que comenzó siendo un juego para personas sesudas, en edades comprendidas entre los 25 y los 60 años, inmovilista y aburrido para quien lo veía, se ha convertido, en menos de treinta años, en uno de los deportes, por llamarlo de alguna manera, más atractivos, excitantes y apasionantes de cuantos practica el hombre.

Gracias a las modernas tecnologías, y a un nuevo enfoque por el que se le ha despojado de ese halo de seriedad, de un falso coeficiente intelectual y de una especialización quasi robótica que lo mantenía prácticamente inexpugnable en el pedestal de la excelencia para la mayoría de los mortales neófitos, ha pasado a ser un juego que ha dejado aparcado el marchamo de ciencia para convertirse en un deporte vivo, ágil y competitivo al alcance de cualquiera con un mínimo de conocimientos y un mucho de interés.

Pero, para ello, han tenido que cambiar muchas cosas. En primer lugar la velocidad de las partidas, pasando de las maratónicas seis horas por juego, con aplazamientos, a cuatro horas o a cincuenta minutos por partida, según el modelo de torneo que se dispute; a permitir que el público, versado o no, pueda seguir cada movimiento como si lo estuviera haciendo él mismo, asistido por un gran maestro que le va susurrando al oído o ante una pantalla de plasma las jugadas mejores y peores, los planes de ataque y defensa o las sutilezas ignotas que a él, como modesto aficionado, se le escapan en determinada posición pero que ahora, las ve diáfanas como un cristal y si no, las puede introducir de inmediato en su base de datos donde Fritz, le espera ávido por darle consejos y variantes a velocidades de vértigo.

Otro factor que ha cambiado es el de la accesibilidad de los maestros que ahora y gracias a cláusulas en sus contratos, se han visto obligados a compartir sus conocimiento, a difundirlos y a enseñarlos, comentando sus partidas al concluir los encuentros, a responder a las preguntas de los aficionados, o a analizarlas al detalle en los boletines y revistas especializadas. Internet ha sido otra de las bazas fundamentales para este cambio, permitiendo consultas instantáneas de jugadas en partidas en desarrollo en tiempo real desde cualquier lugar del mundo y al alcance de todo aficionado. Incluso permitiendo al internauta actuar durante el juego pudiendo sugerir movimientos y realizarlos en el tablero ante los grandes maestros que disputan los matches. Algo impensable hace tres décadas y ahora a la orden del día.

Y, en todos estos avances, se preguntará el lector ¿dónde está el Magistral de León? Sólo decir que no hay torneo en el mundo, ni siquiera los que ponen el título en juego, ni los del gran slam, que goce de los avances tecnológicos, logísticos y de comunicación medíática que tiene el Magistral leonés. Durante 22 años sus organizadores han cuidado estos detalles al máximo y han evolucionado, sin escatimar ideas ni gastos con estos avances cuyos resultados los estamos viendo y disfrutando en cada torneo, al tiempo que el público, los aficionados y los mejores jugadores del mundo se benefician de ellas y se disputan el estar en León cuando llega la primera semana de junio.

Los niveles alcanzados este año, en lo que respecta a asistencia de aficionados, ha sobrepasado todas las expectativas con más de 700 espectadores en la final y más de 400 cada día de juego, 100.000 conexiones únicas a Internet en la final y unas 2.000 al segundo en cada jornada de juego, a través de las páginas de Diario de León, y si a eso unimos las dos horas diarias de TV en directo, los comentarios jugada a jugada de cada partida realizada por los grandes maestros Miguel Illescas y el maestro internacional Michael Rahal, que desde hace quince años acercan a los espectadores los entresijos de las partidas, los boletines diarios comentados por los maestros Sergio Estremera y Juan Mellado, y las páginas que los medios de comunicación escrita, y hablada dedican al torneo, vemos que no hay evento en el mundo que año tras año pueda mostrar unas credenciales mejores que las de este Magistral que con toda razón goza del máximo nivel mundial a todos los niveles, tanto tecnológicos como de juego.

El equipo técnico del torneo con casi dos décadas de experiencia, que no hay problema que no solvente al momento, desde Factor Creativo con Isidro y Alberto a la cabeza, a la infraestructura que rodea al torneo con Jorge Morales como factotum indiscutible de lo que se refiere al aspecto visual del torneo, el cambio de sede que este año ha sido de lujo con el traslado al Auditorio Ciudad de León, el nivel indiscutible de los participantes con los tres primeros del ranking mundial tras el campeón del Mundo Anand, que este año no ha podido estar presente, después de siete victorias en el evento, por motivos de agenda, ponen sin ningún género de duda el listón muy alto para cualquier otro evento que quiera disputarle el liderazgo y de hecho el modelo leonés ya ha sido copiado en Méjico, en Dos Hermanas y en otros lugares del mundo porque Marcelino Sión su creador y máximo responsable de que todo esté milimétricamente controlado ha sabido encontrar la fórmula mágica para un ajedrez dinámico y de futuro. Seriedad, conocimientos y una premonitoria visión de lo que significa el deporte de masas. Con estos mimbres, el Magistral tiene asegurada una larga vida. ¡Que todos los veamos!