Una etapa para los sprinters salvo que el viento lo impida
El español Alberto Contador (Astana) se mantiene segundo, atento a cualquier fallo del líder.
El pelotón del Tour de Francia bordea el Mediterráneo entre Marsela La Grande-Motte, con 196,5 kilómetros, en una etapa puramente reservada a los sprinters a menos que el viento haga saltar por los aires la carrera.
Dos puertos de cuarta categoría muy lejos de la llegada no deben servir para cambiar el guión de una etapa que cuenta con 60 kilómetros totalmente planos antes de la meta.
Sólo el fuerte viento puede cambiar el desarrollo de la prueba, si alguno de los equipos especialistas se decide a aprovechar los abanicos en caso de que sople con fuerza.
En cualquier otra configuración, la etapa parece prometida para que los equipos de los llegadores provoquen un final agrupado para que sus primeros espadas se jueguen la victoria. En suma, una etapa de transición, en la que el viento puede jugar un papel esencial para dinamizarla en algún momento.