Tiempo para la paloma torcaz
La llegada de septiembre y la marcha de la codorniz deriva la actividad cinegética al aprovechamiento del oportuno retorno de las aves hacia África
Cuando se supere el ecuador de la media veda de la caza menor y cuando una buena parte de las codornices hayan puesto rumbo hacia el sur, la temporada se mantendrá en muchos cotos gracias a la paloma torcaz. Esta especie, muy abundante en las zonas de media montaña con espacios boscosos de roble y encina, no ha comenzado todavía a emigrar. Incluso las poblaciones que han criado en estos lugares pueden verse incrementadas por las que vienen del norte y se detienen durante algunos días para alimentarse y tomar fuerzas de cara a su retorno a tierras africanas. Muchas de estas palomas ni siquiera abandonarán la península Ibérica, invernando en las dehesas y montes mediterráneos.
Toda la geografía leonesa desde la cordillera Cantábrica a los montes del Bierzo y Cabrera hasta las estepas del sur, son espacios que cuentan con poblaciones de paloma torcaz. El hábitat de esta ave, de considerable tamaño, no se reduce a las zonas boscosas, ya que se extiende por las llanuras y oteros siempre que haya masas arbóreas como puede ser la vegetación de ribera donde anidan y duermen y también cárcavas de difícil acceso. La alimentación es muy variada, desde todo tipo de granos y semillas de cereal hasta legumbres o gramíneas como lentejas y garbanzos. Durante su travesía el alimento mas común son las bellotas de roble y encina. Los campos de girasol son lugares especialmente atractivos para esta paloma, muy prolífica, que saca adelante varias crías de dos polluelos cada una a lo largo de la primavera y del verano. De comportamiento gregario se juntan en pequeños bandos que pueden llegar a un considerable número de individuos a la hora de realizar sus largas migraciones.
Curiosamente en tierras del norte de Europa llegan a ser muy confiadas, anidando incluso en parques y jardines próximos a las grandes ciudades. Este comportamiento cambia de forma radical tras su entrada en España donde son una pieza cinegética muy apreciada. «Al ave de paso cañonazo», reza el dicho popular. Las migraciones de principios de otoño son espectaculares, de forma que pasan en grandes bandos por el Pirineo. Los valles del Iratí o de Orbaiceta en Navararra son pasos tradicionales, pero también otras zonas del Pirineo aragonés. Cuando el viento llega del Sur, es decir, se lo encuentran de cara, cruzan muy bajas pegadas a las copas de los árboles. Es entonces cuando resultan un tiro espectacular desde los puestos ubicados a gran altura en los robles o las hayas. Si el viento llega del Norte, a favor, pueden pasar muy altas lejos del alcance de los perdigones. A lo largo de su travesía de la Península han de cruzar otros pasos montañosos en el Sistema Ibérico, el Sistema Central o Sierra Morena, donde también existe gran tradición en su caza.
La caza de palomas torcaces con cimbel está muy extendida en Madrid, Extremadura y Andalucía. Consiste en colocar una paloma viva, el cimbel, en lo alto de un árbol sobre una plataforma. En el momento de avistar un bando se mueve el cimbel con una cuerda para que aletee, atrayendo así a las aves que entran a tiro antes de percatarse del engaño. Pese a todas estas prácticas el porcentaje de palomas abatidas es mínimo, de forma que no se pone en peligro la supervivencia de la especie. En la provincia de León se cazan palomas de forma ocasional, ya que no son una especie cinegética preponderante. A pesar de ello las zonas de media montaña próximas a la capital, a lo largo de los valles del Bernesga y del Torío, Órbigo y Luna, así como amplias zonas del Bierzo y Cabrera conservan estimables poblaciones de torcaces. En esta temporada ya han comenzado a entrar palomas en las zonas de ribera del bajo Esla y del Cea. En la montaña sin embargo, y debido al abandono de los cultivos tradicionales, los aficionados se quejan de que cada año crían menos palomas torcaces.