fútbol. Liga de campeones
El duelo de artilleros, sin goles (0-0)
Los dos mejores «nueves» del mundo: Ibrahimovic y Eto-o se quedaron sin marcar a sus ex compañeros del Barcelona y del Inter
De bía ser un duelo de artilleros entre dos de los mejores «nueves» del mundo, el duelo del morbo. Ibrahimovic contra Eto-o, ambos enfrentándose a sus ex compañeros tras protagonizar el trueque del verano. Sin embargo, Inter y Barcelona empataron 0-0 y a Zlatan y a Samuel apenas se les vio, sobre todo a este último, cuya única aparición ofensiva se produjo a poco del final, cuando intentó sorprender a Valdés con una inocente falta lejana.
Ibrahimovic, a quien la afición interista recibió de uñas, no hizo mucho más: dos controles de cierta dificultad tras sendos pases magistrales de Xavi que al final no acertó a rematar. Con todo, el conjunto azulgrana mereció los tres puntos. Pudo golear cuando peor jugó y apenas dispuso de ocasiones cuando tenía al Inter encerrado en su campo en la segunda mitad.
El conjunto transalpino no exhibió ayer las virtudes que acostumbra a tener el campeón del calcio ni tampoco las que se le presupone a un claro aspirante a ganar la Champions.
Su fútbol áspero y rocoso sólo apareció en la segunda parte. En la primera, el equipo de Jose Mourinho careció de rigor táctico y su fragilidad e indolencia en la fase defensiva le podía haber costado el partido por poco que el Barça hubiese estado algo más acertado. Los hombres de Pep Guardiola dispusieron en los cuarenta y cinco primeros minutos media docena de clarísimas ocasiones (Messi por tres veces, Ibrahimovic, Alves, Henry y Keita) para sentenciar el partido, ya antes del descanso, pero se acabó llevando un escaso botín de San Siro.
Podían haber fabricado alguna más, pero su fútbol intermitente, anárquico y trastabillado -nada que ver con el precioso y preciso al que nos tienen acostumbrados- dio al traste con la posibilidad de dejar el partido sentenciado antes del descanso. Al Barça le faltó velocidad, organización ofensiva y ese fútbol de posesión y posición en que los extremos abren el campo y los centrocampistas llegan puntualmente.