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Aoyama se regala la gloria

Ganó en cuarto de litro y aventaja en 21 puntos a Simoncelli, que perdió la segunda plaza a favor de Bautista en la línea de meta

Aoyama, en su remontada seguido del español Barberá.

Publicado por
JUAN PABLO MARTÍN | sepang
León

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Fue como aquellos duelos de las películas de vaqueros en los que sólo podía quedar uno. Dos hombres y un destino. Un Aoyama constante y un Simoncelli crecido. No había buenos ni malos, sólo dos grandes pilotos en una lucha cerrada por el título. Y una carrera para ver de lo que cada uno era capaz. El que antes desenfundara se llevaba el gato al agua, que en el caso de nipón era la tranquilidad de acudir a Valencia prácticamente con los deberes hechos, y en el del italiano recortar la desventaja en la clasificación y llegar vivo a la última cita. El japonés fue el más rápido y prácticamente se regaló el título mundial el día de su cumpleaños. Ganó el de Honda y encima vio cómo Barberá le arrebató la segunda plaza al de Catolica en la misma línea de meta, por lo que su ventaja aumenta a los 21 puntos.

Aunque hubo actores secundarios que también quisieron su protagonismo, nada más comenzar, Aoyama mostró sus cartas. Salió como un tiro, cosa que no hicieron Simoncelli -sexto-, ni Bautista -octavo-. Pero el italiano reaccionó rápido, mientras que al de Talavera le costó cuatro vueltas entrar en las posiciones de cabeza. Y cuando lo hizo su papel en la película terminó con una caída. El mismo guión de las últimas citas. Así, tras el primer tercio de la prueba, el italiano decidió que era el momento de intentar abrir hueco, pero el japonés no estaba para concesiones. Junto a ellos Cluzel, algo más dinámico, y Barberá se mantenían a la expectativa. Alcanzaron el ecuador con la única novedad de que el francés se fue al suelo. Y a partir de ahí comenzó la verdadera batalla entre los dos grandes protagonistas. Eso sí, fue un duelo limpio, con pasadas y repasadas que llegaron a ser continuas en algunos momentos. Las vueltas fueron cayendo y no había un final decidido. Sin embargo, dos giros rápidos que supusieron el récord del circuito permitieron a Aoyama abrir un pequeño hueco y dejar a su más encarnizado rival sin capacidad de reacción.

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