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fútbol. copa del rey

13.000 almas y un sentimiento

El Reino de León viste sus mejores galas para vivir una noche de ilusión y magia con el fútbol como protagonista

El rugido del león se oyó alto y fuerte.

León

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Ocho años y cinco meses después el Reino de León volvió a vestir sus mejores galas. La ocasión así lo requería. Porque el mejor equipo del mundo no se ve todos los días en primera persona. Y así lo comprendió la afición leonesa que apenas dejó unos asientos libres en el estadio. Una afición que dos horas antes del inicio del partido ya se agolpaba a la entrada del recinto futbolístico. Colas de varios cientos de metros, especialmente en los accesos a los fondos, fueron la imagen que los jugadores del Barça se encontraron cuando, poco antes de las nueve de la noche, accedían en autocar al escenario donde iban a librar la batalla deportiva.

Ya dentro minuto a minuto las gradas fueron poblándose rápidamente. Banderas y pancartas, mucha ilusión y un deseo, convertir el sueño de ganar al Barcelona en una realidad. Salvo el fondo norte donde se ubicaban el millar de seguidores culés, el resto era terreno culturalista. Y así lo comprobaron Valdés y Pinto al saltar al terreno de juego con una pitada notable que apagó los aplausos blaugranas, vítores que sí encontraron Saizar Calzado apenas cinco minutos después. Y también el resto de compañeros que lo hicieron pasadas las nueve y media de la noche. Mientras, el palco encontraba sus inquilinos de manera más sosegada. Cueto, el presidente de la Cultural, fue de los primeros en llegar. No así su homólogo culé, Joan Laporta. Y cuando lo hizo fue entre gestos de desaprobación de buena parte del respetable. Dos banderas de España y algún que otro insulto así se lo hicieron ver. Y mientras en los fondos León Rampante y Orgullo Cazurro desplegaban sendas pancartas gigantes con los lemas «León y casta» y «Esto es León». En el círculo central otra recordando la celebración de los 1.100 años del Reino de León. Y mientras el palco iba completándose con presencia del alcalde y buena parte del equipo de Gobierno municipal y una amplia representación social de la ciudad. Tampoco faltó el Follonero que consiguió que el vicepresidente de la Cultural Carlos Emperador le dejase acceder. Luego, por megafonía, hizo dudar al respetable anunciando la pérdida de una niña. Todo era una fiesta que incluso el gol de Pedrito no acalló. Porque ahí estaba Jito para levantar el ánimo. Un nuevo gol culé dejaba el panorama muy cuesta arriba. Pero al menos León pudo disfrutar de una noche mágica y un deseo, que esta vuelva a repetirse pronto. ¡Aúpa, Cultural!