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balonmano. Liga asobal

El Ademar se enreda para ganar (24-26)

Salió arrollando, se borró del parqué durante muchos minutos de la primera mitad y se fue al descanso perdiendo. El rapapolvo de Ribera en vestuarios surtió efecto y propició la reacción

Aguirrezabalaga no estuvo fino en el ataque

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georgino fernández | león
León

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P ara describir el partido de ayer del Reale Ademar podría acuñarse el término de «equipo con síndrome de estrella fugaz». Salió con la velocidad de este cuerpo celeste, brillando en defensa y arrollando en ataque al Octavio Pilotes gallego, para poco a poco desaparecer en la nebulosa del firmamento. De hecho durante buena parte de la primera mitad hasta el punto de marcharse dos abajo al descanso. La bronca de Ribera en el vestuario surtió efecto y en los segundos treinta minutos la estrella ademarista refulgió de nuevo para acabar ganando por 26-24 al Octavio. Por suerte, el equipo leonés no fue al final un meteorito que acabó estrellándose.

Y es que nadie se hubiese imaginado que a un arranque tan espectacular iba le iban a seguir tantas dificultades después.

En menos de tres minutos el Reale Ademar ya se puso 3-0 arriba con un Bicanic sobrevolando la defensa gallega como un Harrier. Y bombardeándola de forma inmisericorde. El equipo leonés planteó un rocoso 6-0 defensivo que secó el ataque del Pilotes y en ataque García Vega dirigía con mano maestra cada acción hasta encontrar la alternativa más interesante. El resultado fue que los gallegos no hicieron más que un gol en diez minutos. Y en ello tuvo mucha culpa también Álamo, bajo los palos.

Con todo, el Pilotes tuvo suerte de que el Ademar le entrase la pájara y que del minuto cinco al quince sólo hiciese un gol, porque de lo contrario ya se podría dar por sentenciado el envite. Los de Ribera, fruto de su inspiración incial, conservaban una renta de dos o tres tantos que les permitía dominar el partido. Y su defensa seguía siendo su gran referente.

Sin embargo el Octavio no perdió la fe y poco a poco fue recortando distancias hasta situarse uno sólo abajo 9-8 al filo del minuto veinticinco. ¿Donde estaba el Ademar? Rudovic empataba el choque uno después. Parecía increíble. Había que empezar de nuevo. El síndrome «estrella fugaz» era evidente: comienzo supersónico y desvanecimiento progresivo. El atasco en ataque era monumental, por la falta de precisión y porque Yeray Lamariano había sellado su portería.

El guión ha cambiado por completo. Un minuto antes del final los gallegos se ponen dos arriba: 10-12 con un Rudovic canalizando su ataque. Al final de los primeros treinta minutos: 11-13. ¿Quién lo diría al comienzo?

En el arranque de la segunda el Pilotes aumenta a tres su renta pero el Ademar tiene ahora más garra. Buntic (por fin) se estrena batiendo por vez primera a Lamariano. Krivoshlykov, el eterno, roba un balón y propicia que el Ademar le dé la vuelta al marcador y mande de nuevo merced a un parcial de 5-2. Han bastado ocho minutos de intensidad.

Los árbitros (muy malos) meten al Pilotes en el partido con una doble exclusión al Ademar. De nuevo las tablas suben al luminoso. El equipo sigue echando en falta los goles de Aguirrezabalaga, inédito hasta el momento. Por suerte coge el testigo anotador Ortigosa que desde el extremo encara con decisión: cinco de cinco. Y de la mano también de un Buntic (otros cinco) que ahora ve puerta, el Ademar controla el choque y, aunque un poco a trompicones, mantiene sus tres tantos de renta casi hasta el final. Sobraron tantos apuros.

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