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efe | madrid

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El alemán Michael Schumacher regresa al automovilismo tres años después de su retirada, dispuesto a agrandar su leyenda de siete títulos mundiales. Vuelve al equipo dirigido por el británico Ross Brawn con el que logró sus siete títulos mundiales, dos en Benetton y cinco en Ferrari, y con la casa Mercedes, que guió sus primeros pasos en el automovilismo y le hizo correr en el mundial de sport-prototipos de 1990 y 1991, dentro del equipo de jóvenes promesas.

Retirado al final de la temporada 2006, tras sufrir su segunda derrota consecutiva en el mundial frente a Fernando Alonso, intentó regresar el pasado año en sustitución del accidentado Felipe Massa, pero las secuelas de su accidente de moto le impidieron ponerse al volante del Ferrari.

El alemán llegó a la Fórmula 1 a finales de agosto de 1991, en el Gran Premio de Bélgica, el circuito más exigente y el que más gusta a los pilotos. El irlandés Eddie Jordan fue quién le dio la oportunidad de debutar al volante de uno de sus coches. Logró el séptimo puesto en la formación de salida entre los 26 participantes y no completó la primera vuelta por un problema en el embrague.

El talento de Michael, que ya había demostrado al volante de los prototipos Mercedes que hacía correr el suizo Peter Sauber, no pasó inadvertido y Flavio Briatore, director de Benetton, no dudó en ningún momento arrebatar el piloto a Jordan y poner en la calle al brasileño Moreno, que había sido cuarto en Bélgica, en la calle, por «no estar bien de la cabeza>. Un año tardaría Schumacher en lograr su primera victoria, en Bélgica en 1992. Venció en Portugal al año siguiente y no fue hasta 1994 cuando estaría en condiciones de luchar por el campeonato del mundo.

Schumacher arrasó al año siguiente y cerró su ciclo con Benetton. Era el mejor piloto del momento y fichó por una escudería Ferrari en horas bajas a la que se llevó buena parte de los ingenieros que habían trabajado con él en Benetton como Brawn y el diseñador Rory Byrne.

La época de mayor esplendor de Michael Schumacher y Ferrari llegó en el año 2000, cuando el alemán logró su tercer título y dio comienzo a una -˜dictadura-™ que nunca antes había conocido la Fórmula 1. Sólo la aparición de Fernando Alonso frenó un palmarés que Schumacher pretende seguir agrandando.

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