Una treintena, del despacho al paro

Entre tres decenas y medio centenar de altos cargos del Gobierno tendrán que abandonar sus puestos a partir de este viernes. Zapatero pretende mandar así un mensaje de austeridad a los agentes internacionales justo en una semana en la que los mercados han vuelto a castigar a España y dos días después de que la agencia Standar and Poors rebajara la calificación de la deuda.

El propio Ejecutivo admite que el recorte tiene un valor más «ejemplarizante» y simbólico que pecuniario.

Entre los directores generales que perderán su cargo -”también se suprimirá alguna secretaría de Estado y alguna secretaría general-” hay muchos funcionarios.

De hecho, la Administración central no puede tener empleados de ese rango que no hayan pasado oposición, salvo que pueda justificar que no existe en la función pública un cuerpo con la cualificación suficiente para desempeñar el puesto. Eso implica que habrá que reubicarlos en otro lugar, de modo que el ahorro es limitado.

El plan de ajuste fue anunciado por Zapatero en el Congreso el pasado 17 de febrero. Entonces apuntó a finales de marzo o la primera quincena de abril como fecha de su aprobación, pero las resistencias de los ministerios obligaron finalmente a retrasarlo. Ahora, el Ejecutivo es consciente de que no caben más demoras.