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El Senado da vía libre a la reforma laboral al abstenerse los nacionalistas

La nueva norma implica que los parados tendrán que aceptar, a partir de 30 días, la formación que se les proponga si es «acorde con su profesión o aptitudes»

Vista de la Comisión de Trabajo e Inmigración del Senado, presidida por Lentxu Rubial.

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m. j. alegre | madrid
León

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El Senado aprobó ayer la reforma laboral gracias al apoyo global que Entesa y el Grupo Mixto prestaron al Partido Socialista, porque tanto los Senadores Nacionalistas (PNV, BNG) como Convergencia y Unió se abstuvieron, y solo el grupo Popular se pronunció en contra. El proyecto ha sufrido cambios mínimos durante su paso por la cámara alta. El más significativo, la exigencia de que los parados, una vez transcurridos 30 días desde su inscripción en los servicios de empleo, tengan que aceptar los programas de formación que les propongan -«siempre que se correspondan con su profesión habitual o sus aptitudes formativas»- si quieren conservar la paga que perciben.

En la actualidad, ese periodo se extiende a 100 días. Los puntos clave del texto aprobado en la Carrera de San Jerónimo se mantienen -"las nuevas causas económicas del despido objetivo, la subvención de ocho días por parte del Fogasa, la apertura a las agencias de intermediación privadas, la extensión del contrato con 33 días de indemnización-" y su aplicación ya puede darse por definitiva. El Congreso, que volverá a abordar el proyecto el 9 de septiembre, solo tendrá la opción de dar marcha atrás en las escasas modificaciones introducidas en la Cámara Alta.

Empate. En la Comisión de Trabajo y Emigración del Senado, la votación arrojó un empate a 12 votos así como 2 abstenciones, pero, al igual que sucediera en el Congreso, el resultado se decantó a favor al tomarse en cuenta el voto ponderado, es decir, el correspondiente a la representación de cada grupo. Con este cómputo, la ley salió adelante por el equivalente a 129 votos a favor y 123 contrarios.

La votación en bloque impidió que ERC e ICV, integrados en Entesa, pudieran expresar su rechazo al proyecto. Incluso se dio la paradoja de que los vetos que defendieron los representantes de una y otra formación, en demanda de que el proyecto fuera devuelto al Gobierno, se saldaran sin un solo voto a favor. El grupo socialista aceptó propuestas de CIU y los Senadores Nacionalistas (una de ellas planteada por el BNG), y ofreció transacciones en distintas materias. Pero el consenso no se tradujo en variaciones de calado.

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