Moody's sitúa la deuda al nivel de Italia y Bélgica y anticipa más recortes
El Gobierno le acusa de precipitación y de no valorar el esfuerzo para contener la deuda
Las agencias de calificación no dan tregua. Moody-™s ha rebajado la nota de la deuda de España desde Aa1 hasta Aa2, todavía un nivel de calidad y el mismo que presentan Bélgica e Italia en la zona euro, pero que implica más altos costes de financiación para las administraciones y las empresas. También anuncia que mantiene una perspectiva negativa, es decir, que no descarta una nueva rebaja en su evolución futura. Tan negativa visión se basa en la desconfianza acerca del control del gasto de las autonomías y, sobre todo, en una estimación más elevada del importe que para las arcas públicas supondrá el proceso de reforzamiento del capital de las cajas de ahorros.
La agencia considera, eso sí, «muy improbable» que las dificultades conduzcan a España a acudir al mecanismo de rescate. El recorte de la nota causó una escalada de la prima de riesgo hasta 230 puntos básicos, y se trasladó al mercado de valores, con un fuerte retroceso del Ibex-35. Uno y otro movimiento se corrigieron en parte.
Según los cálculos de Moody´s, ahora revisados al alza, la factura de la reconversión de las cajas podría situarse entre 40.000 y 50.000 millones de euros. En un escenario más duro, con menor crecimiento de lo esperado, mayor pérdida de valor de los activos y un sensible empeoramiento del negocio, las necesidades de recapitalización podrían ascender a 120.000 millones de euros. El baile de cifras no termina aquí, porque la agencia Fitch, que en su informe base estimó que a las cajas les faltaban 19.400 millones de capital, también ha proyectado las cifras para situaciones más adversas. Para un notable empeoramiento del entorno de negocio, eleva sus necesidades de reforzamiento hasta 54.700 millones. Y, finalmente, dispara hasta 96.700 millones los requerimientos del sistema si la marcha de la economía alcanzara un grado crítico.
Moody´s ya había anticipado su decisión en diciembre, cuando anunció la puesta en vigilancia de la calificación de la deuda española, de manera que el Gobierno daba prácticamente por descontado que aquel aviso iba a confirmarse. Lo que no se esperaba el equipo económico del Ejecutivo era despertar con la noticia pocas horas antes de que el Banco de España hiciera públicas las necesidades de capital que todas y cada una de las entidades tienen que cumplir, unas exigencias reforzadas. «Quien diga que se precisa una cantidad distinta tendrá que decir en qué entidad», replicó, visiblemente molesta, la vicepresidenta Elena Salgado.
1397124194 Explicaciones. La -˜número tres-™ del gabinete Zapatero viaja hoy a Nueva York, junto con el gobernador del Banco de España, para explicar a los analistas e inversores las peculiaridades del proceso de reforzamiento del sistema financiero español. Salgado informó que este desplazamiento se produce atendiendo una invitación realizada hace tiempo. Aunque la vicepresidenta negó que la visita se vaya a aprovechar para «pedir dinero», expertos del mercado no descartan que la finalidad última de este desplazamiento sea una explicación de las peculiaridades de las cajas de ahorro, mal conocidas en medios financieros internacionales, y que pueda servir para la captación de inversores dispuestos a entrar en el capital de estas entidades.
La directora general del Tesoro, Soledad Núñez, viajará a diversas plazas financieras de Asia, continuando la labor emprendida por el presidente del Gobierno en los Emiratos. En su agenda figuran contactos con potenciales inversores. Núñez también tuvo palabras de reproche para la actuación de Moody-™s porque, en su opinión, no se pueden cuantificar unas necesidades de capital sin detallar los escenarios en que llegarían a producirse.
A las autoridades españolas les ha sentado mal, junto a la precipitación de la agencia calificadora, que no haya tomado en cuenta los esfuerzos que han conducido a una contención de la deuda mayor de lo presupuestado. El pasado año, el endeudamiento de las administraciones públicas se quedó en un 60% del Producto Interior Bruto, casi tres puntos por debajo de la previsión y 24 puntos inferior a la media europea.