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Trabajadores de Nueva Rumasa exigen soluciones de futuro para el grupo

Los empleados de Ruiz-Mateos apoyan la entrada en concurso de acreedores

La manifestación recorrió ayer las calles del centro de Madrid.

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ander carazo | madrid
León

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Trabajadores de Nueva Rumasa se manifestaron ayer por las calles de Madrid -3.000 según los organizadores y 2.000 según la policía- para reclamar una rápida solución a los problemas que sufre el grupo, inmerso en una aguda crisis que amenaza con dejar en la calle buena parte de la plantilla. «¡Qué se dejen de pantomimas y que presenten el concurso de acreedores!», clamó el secretario de Agroalimentaria de UGT, Jesús Zamora. La mayoría de los asistentes a la marcha secundaban este planteamiento y, de hecho, la pancarta que más se repetía era la que rezaba Intervenir y sanear .

Jesús Villar, de CC OO, calificó de «terrorista» el modelo de gestión de Ruiz Mateos. «Es imprescindible que ninguna Administración pública le vuelva a dar el más mínimo soplo de esperanza para seguir gestionando ninguna empresa», recalcó, y afirmó que existen compañías interesadas en continuar con la actividad del grupo.

El número dos de CC.OO., Ramón Górriz, puso como fecha límite para solucionar el conflicto de Nueva Rumasa el 22 de mayo, día de las elecciones municipales y autonómicas. Y tachó de «cómplices» a los ministerios de Economía, Trabajo y a la Agencia Tributaria «que se han puesto de medio lado y han dejado hacer». «La actuación de ingeniería contable de los Ruiz-Mateos no puede ser excusa para que las Administraciones no se impliquen ya en la defensa del empleo», defendió el líder de Acción Sindical de UGT, Toni Ferrer.

De las más de un centenar de compañías del holding, con 10.000 empleados fijos en total, tres están a las puertas del concurso de acreedores -Cacaolat, Dhul y Clesa-. Mientras, el resto sobrevive instalado en la incertidumbre. Los trabajadores se temen lo peor, mientras cada día se multiplican los problemas, aparecen nuevas deudas y decaen los pedidos y la actividad.

La movilización de trabajadores de Nueva Rumasa unió sensaciones muy dispares. Los turistas se sacaban fotos con los manifestantes mientras los urbanitas aprovechaban para realizar sus compras entre protestas por el estruendo provocado por los muchos asistentes a la marcha. Entre los trabajadores sucedía lo mismo, algunos utilizaron el sarcasmo para trasladar sus reivindicaciones y otros caminaban desconsolados

Triunfaron los disfraces. No en vano, el propio Ruiz-Mateos ha pasado a la posteridad portando alguno y, como era de prever, más de un manifestante se enfundó un traje de abeja o de Superman.

Derroche de color en las pancartas, como en una que asemejaba a los Ruiz-Mateos con la familia Corleone, protagonista de la saga de El Padrino . Otros, más pegados a la actualidad, caricaturizaron al patriarca de Nueva Rumasa y lo presentaron de presidente libio bajo el título de El Gadafi de la economía .

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