Los 90.000 millones que pudiera precisar Portugal llegarán en junio
La última petición de ayuda financiera se suma a las de Irlanda y Grecia
«Yo sé lo que significa un plan de rescate. Sé lo que representó tanto para los griegos como para los irlandeses y no lo deseo para mi país». El primer ministro portugués en funciones, José Sócrates, se expresó con esta sinceridad en la última cumbre celebrada en Bruselas a finales del mes pasado. Entonces, todavía creía que podían esquivar la implacable presión de los mercados. Ayer, menos de dos semanas después de su comparecencia en la capital comunitaria, el Gobierno de Lisboa remitió la petición formal de ayuda económica al resto de socios.
El Ejecutivo socialista anunció el envío del SOS financiero tan solo unas horas después de que Sócrates hincara la rodilla ante los desorbitantes intereses exigidos por los mercados para comprar deuda lusa. La petición, que la UE ya ha prometido procesar con la máxima celeridad, pone en marcha el tercer rescate de un país de la Eurozona en menos de un año. Lisboa sigue la estela de Irlanda y Grecia, las dos primeras víctimas de la crisis de los bonos soberanos que tantos quebraderos de cabeza está provocando en Europa.
Pese al doloroso paso dado por Sócrates, Portugal no ha hecho más que empezar a andar un complicado camino. Según fuentes europeas citadas por Reuters, Lisboa no recibirá los primeros préstamos de la UE hasta junio. Casualmente, el dinero podría llegar en torno al día 5, la fecha elegida para la celebración de las elecciones anticipadas. Los portugueses fueron llamados a las urnas tras la dimisión de Sócrates el mes pasado. El líder socialista, que gobernaba en minoría, renunció después de que el Parlamento tumbara su cuarto programa de ajustes.
La ayuda europea tardará tanto en llegar porque primero hay que pactar las condiciones. Todavía no se ha difundido una cifra oficial del dinero que necesitará Lisboa. Según distintos cálculos, el montante total podría ascender a 90.000 millones de euros, una cantidad intermedia entre las solicitadas por Grecia e Irlanda. La única autoridad que se ha atrevido a evaluar el coste de este tercer rescate ha sido Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo. El también primer ministro de Luxemburgo situó en 75.000 millones el salvavidas financiero a finales del mes pasado. Una estimación mucho más ajustada podría conocerse hoy tras la reunión de los ministros de Economía de la zona euro en Budapest.
Aunque los integrantes de la Eurozona apuestan por la solidaridad interna, también han dejado claro que no se entregan cheques en blanco. Al fin y al cabo, Portugal recibirá ayuda a un interés mucho más razonable que el de los mercados.
La activación del rescate portugués también reavivó ayer los temores a que el efecto dominó llegue a otros países. España figura como el favorito en todas las quinielas, aunque distintos responsables se esforzaron en colocar en Portugal el punto final a la crisis de la deuda.