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Un túnel de cuatro años de parón

El Gobierno prevé una tasa de desempleo desbocada hasta el 2014, cuando iniciará un leve descenso hasta el 16%, el doble del que existía en el año 2007

María Luz Rodríguez, secretaria de Empleo, con representantes de los sindicatos.

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césar calvar | madrid
León

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Los ecos del plan de ajuste aprobado en mayo pasado por el Gobierno tardarán en apagarse al menos otros cuatro años. En su explicación la semana pasada de la última revisión del escenario macroeconómico hasta el 2014, el Ministerio de Economía admitió que la recuperación continuará «amortiguada por el impacto de las medidas de consolidación fiscal». Eso significa que los recortes acometidos para reconducir el déficit -rebajas de sueldos de funcionarios, congelación de pensiones, subidas de impuestos y recorte de la inversión pública- lastrarán la actividad e impedirán que la economía recobre el vigor suficiente para generar empleo.

La previsión del Ejecutivo es que la tasa de paro seguirá desbocada hasta el 2014, cuando bajará al 16%. Es decir, en el mejor escenario posible, y descontados ajustes adicionales que los expertos no descartan, dentro de cuatro años habrá el doble de personas desocupadas que en el 2007, el último año de bonanza. Ante este panorama no es de extrañar que un millar de jóvenes se manifestaran el jueves pasado en Madrid al grito de Mi futuro lo veo muy oscuro. La gran pregunta es: ¿Qué puede esperar toda una generación de españoles de un país que prevé niveles tan altos de desempleo a medio plazo? La respuesta es muy distinta, según venga del Gobierno o de los sindicatos.

La secretaria de Estado de Empleo, María Luz Rodríguez, quiere enviar «un mensaje de esperanza» a todos los parados, «a los jóvenes y a quienes no lo son tanto». Pronostica «una recuperación lenta y progresiva del empleo a medida que vaya recuperándose, de manera lenta, el crecimiento». Rodríguez destaca la reciente reforma de las políticas activas de empleo, que «pretende movilizar a las personas en situación de desempleo, especialmente a los jóvenes, para empezar a prepararse para el futuro de creación de empleo que tendremos».

Y pone dos ejemplos de medidas en marcha: primero, el impulso que el Acuerdo Social y Económico imprimió a la contratación de jóvenes a tiempo parcial mediante una reducción de las cotizaciones a la seguridad Social, que puede llegar al 100%. «Hemos medido los resultados de la última mitad de febrero y de marzo y nos hemos dado cuenta de que los contratos a tiempo parcial han crecido más de un 7% en ese período», señala. En segundo lugar, Rodríguez destaca el compromiso adquirido por los grandes empresarios en su última reunión con el presidente del Gobierno de crear 30.000 becas de formación para jóvenes poco cualificados. Resalta, además, que 99.000 jóvenes menores de 25 años iniciarán en breve itinerarios personalizados de inserción laboral.

Los sindicatos lo ven más crudo. La secretaria confederal de Empleo de CC.OO., Paloma López, explica que España está ante «un túnel general en cuanto a la generación de empleo». Considera que las actuales políticas económicas, centradas en corregir el déficit, «no ayudarán a sacar al país de la crisis». Prevé para los próximos meses «cierta recuperación» del mercado laboral, gracias a la Semana Santa y el verano, pero señala que en su organización «no somos optimistas respecto de que pueda haber crecimiento neto de empleo, dadas las decisiones que se están adoptando». La solución, dice, pasa por «una apuesta mucho más decidida por el cambio de modelo productivo», con un énfasis especial en la formación.

1397124194 Sin expectativas. Para el secretario de Acción Sindical de UGT, Toni Ferrer, la revisión del escenario macroeconómico «confirma que el viraje de la política económica ha deprimido la actividad». Afirma que es erróneo aplicar a un país con 4,7 millones de parados políticas pensadas para los países que lideran el crecimiento en Europa, donde casi no hay desempleo, el crecimiento es robusto y las exportaciones marchan a pleno rendimiento. La solución, asegura, debe de ser «un cambio» de políticas.