La UE aprueba el rescate de Portugal, que deberá acometer duros ajustes
España aportará 3.247 millones de los 78.000 acordados para sostener al país luso
El ministro de Finanzas portugués (centro) charla con Jean-Claude Trichet (derecha).
La Eurozona no gana para disgustos. Ayer, los ministros de Economía de la moneda única se enfrentaron al nada desdeñable reto de aprobar el rescate de Portugal -”dotado con 78.000 millones de euros-” y empezar a perfilar una segunda ayuda para Grecia. Un nuevo momento crítico para la estabilidad del euro que se vio acompañado de más dosis de suspense tras la detención de Dominique Strauss-Kahn. El director gerente del FMI, que tenía que haber asistido a la reunión, es una pieza clave en los salvavidas financieros no sólo por su conocimiento de la economía europea, sino porque su organismo aporta un tercio de las ayudas.
El rescate de Portugal garantizará las necesidades financieras del país, acorralado por la crisis de la deuda, durante tres años. A cambio, los principales partidos lusos han aceptado llevar adelante un riguroso programa de ajustes que incluye rebajar las pensiones más altas, suprimir prestaciones por desempleo y privatizar las grandes empresas estatales. Todas las grandes fuerzas políticas tuvieron que dar su visto bueno porque se encuentran en plena campaña para las elecciones anticipadas de primeros de junio. El Eurogrupo se quiso cubrir así las espaldas ante eventuales intentos de suavizar las condiciones del programa.
El salvavidas luso contempla a su vez una llamada a los bancos e inversores para que no dejen de comprar la deuda del país. Lisboa deberá «alentar» al sector privado a mantener su «exposición» a los bonos soberanos lusos. Este requisito fue introducido a última hora por Finlandia, donde el ascenso electoral de la extrema derecha ha obligado al nuevo Gobierno a ser más exigente con el rescate portugués. España contribuirá al programa con 3.247 millones, una cantidad sensiblemente más baja de los 5.000 millones estimados en un principio.
Grecia también acaparó buena parte de la atención del encuentro en Bruselas. Después de que los ministros de Finanzas de las principales economías europeas fueran sorprendidos en una reunión secreta en Luxemburgo, la situación de Atenas se incluyó como punto oficial de la agenda.
La Comisión subrayó que la reestructuración de la deuda no está sobre la mesa, pero Alemania parece cada vez más proclive a negociar con los inversores los plazos de devolución de las cuotas.
Desde España. Por otra parte, el Gobierno considera que España ya ha marcado suficiente distancia respecto a los países periféricos europeos que están siendo objeto de rescate.
Pero las circunstancias en las que se desarrolla en este arranque de semana la reunión del Eurogrupo, junto a las continuadas advertencias de instituciones que demandan más rapidez y profundidad en las reformas en curso, no le permiten bajar la guardia. Los mercados siguen tomando la temperatura a España y las nuevas mediciones se conocerán de inmediato.