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Papandreu, clave para evitar que la quiebra de Grecia contamine la UE

Publicado por
Miguel Salvatierra | madrid
León

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En la mitología griega, el dios Atlante era el joven titán que Zeus condenó a cargar sobre sus hombros con los pilares que mantenían a la Tierra separada de los cielos. Hoy, el primer ministro Yorgos Papandreu es el encargado de sostener el cielo de la quiebra de Grecia y evitar que se desplome y hunda en el atraso y la miseria, no solo a miles de ciudadanos helenos, sino a también a amplios sectores de población de esas naciones europeas que muy finamente se nos califica de periféricos.

El dirigente socialista, al igual que su país, está atado a un destino trágico en el que no tiene opciones: un nuevo plan draconiano de ajuste que impondrá severos sacrificios a la mayoría de los griegos o la quiebra que puede suponer mayores sacrificios aún y un recorrido por el desierto entre los parias económicos del mundo.

Pero Papandreu no está solo en este drama. Europa tampoco tiene opciones: se salva Grecia o el euro se va al garete y las siete plagas del desplome financiero se ceban sobre la UE, con especial incidencia en los más frágiles, entre ellos España.

1397124194 Los mercados. Mientras, los mercados, o sea los acreedores de lo que debe Grecia, mantienen la soga tan apretada como vaya el asunto, según sus intereses: si los ajustes progresan y Papandreu va salvando los obstáculos en el Parlamento de su país, se afloja un poquito, las bolsas suben y la presión de la deuda baja levemente, pero a la menor temor aprietan y vuelven los temblores y el rechinar de dientes.

Se nos dice que ellos no son los culpables. El sistema y la vida son así. Tú pides dinero prestado y tienes que devolverlo. No hay vuelta de hoja. Si no, se cierra el grifo y ahí te las arregles.

Sin embargo, una regla de oro en estas cuestiones es que si se quiere recuperar el préstamo no puedes ahogar al deudor con unas condiciones imposibles de cumplir, por muy tramposo y fullero que haya sido. El FMI y la UE tienen que dosificar el castigo/sacrificio, en este caso a Grecia, para evitar el desenlace fatal, pero ¿cómo?.