El turismo en España busca renovarse en el negocio para evitar su debacle
Los expertos consideran obsoleto y escasamente productivo el modelo de sol y playa
El turismo, uno de los sectores impulsores del crecimiento económico y de la transformación del país en el último medio siglo, busca fórmulas para renovar su negocio y reducir su dependencia del modelo de sol y playa, que los expertos consideran obsoleto, poco innovador, escasamente productivo, depredador del medio ambiente y anclado en recetas vetustas
Las mejoras continuas de resultados hasta el 2008 habían aplazado ese debate, pero el desastre del 2009 (las llegadas de turistas y el gasto cayeron un 8,8% y un 7,2%, respectivamente) desataron la alarma en un sector muy reacio a los cambios y que ha vivido muchos años en la autocomplacencia por la escasa competencia exterior La patronal del turismo reconoce que los repuntes del negocio en la segunda mitad del 2010 y en el 2011 son un espejismo derivado de la -˜primavera árabe-™, un fenómeno cuyos efectos acabarán pronto. En lo que va de año, Egipto y Túnez acumulan caídas del negocio del 54,4% y del 41,7%, respectivamente. «La gran pregunta es cuánto tiempo más nos vamos a beneficiar del tirón de una demanda extranjera que en pura esencia no nos corresponde», se pregunta el vicepresidente de Exceltur, José Luis Zoreda
Ante esa incertidumbre los expertos proponen reformar el sector para diversificarlo y hacerlo atractivo a un tipo de viajero más exigente y heterogéneo, que busca una oferta diferenciada acorde con nuevos gustos y estilos de vida. Para su fortuna, España puede ofrecer algo más que playas de arena. Turismo cultural, de naturaleza, gastronómico, urbano, rural, deportivo y de negocios son algunos de los campos que exploran ahora los empresarios y administraciones públicas
La Fundación de las Cajas de Ahorros analiza en su publicación Papeles de la Economía Española los males que han conducido al turismo a un callejón sin salida. El profesor Juan Ignacio Pulido, de la Universidad de Jaén, explica que el modelo actual ha disfrutado durante décadas de una solidez «indudable» sustentada en el crecimiento de la oferta de alojamientos, en su gran atractivo para la demanda externa (ofrece alta calidad a bajo precio) y en una elevada rentabilidad de las inversiones. Pero la crisis y el estallido de la burbuja inmobiliaria han evidenciado su carácter «insostenible». No se puede seguir construyendo apartamentos y hoteles porque ya no hay demanda suficiente, y hundir los precios para llenar ese espacio con viajeros de menor poder adquisitivo es pan para hoy y hambre para mañana. Eugeni Aguiló y Francesc Sastre, de la Universidad de Baleares, explican que España creó 600.000 nuevas plazas turísticas en la última década, sobre todo en el Mediterráneo y los archipiélagos. Una «sobreoferta» que ha coincidido con una bajada de las tasas de ocupación y con un descenso «forzado» de precios para captar clientes.