El Eurogrupo busca a contrarreloj una solución para la crisis de Grecia
Se acaba el tiempo y no parece que Europa y sus dirigentes atiendan los llamamientos de los principales organismos internacionales y del mismísimo sentido común. El Eurogrupo tiene lugar y fecha para su reunión clave sobre el futuro heleno y, por extensión, del euro. Pero no se atisba una receta compartida para frenar la especulación y sacar del atolladero al país. Siguen las disensiones en torno al modo de articular el segundo paquete de ayudas, lo que aviva aún más las tensiones sobre la deuda soberana y la calificación crediticia de los países periféricos.
Alemania, Holanda, Finlandia y Austria se enrocan en la necesidad de que los acreedores privados de Grecia (los bancos y los fondos de inversión en su inmensa mayoría) paguen parte de la factura, mientras el Banco Central Europeo (BCE) no ve con buenos ojos esa solución, que podría poner en peligro a la moneda única y acrecentar el castigo a Irlanda, Portugal, Italia y España. El problema es que si los tenedores de deuda se -˜comen-™ parte del agujero griego, las agencias de calificación no tardarán -“así lo han advertido-” en considerar el movimiento como un impago (-˜default-™), lo que podría desencadenar un efecto contagio de consecuencias impredecibles. Y sobre ese eventual contagio se ha pronunciado, esclarecedor, el ministro italiano de Finanzas, Giulio Tremonti, quien en un evidente aviso a navegantes comparó la crisis europea con el naufragio del Titanic para subrayar que si el barco se va a pique -œni siquiera los pasajeros de primera clase podrían salvarse-, en una clara alusión a Alemania. Al tiempo, surgen nuevas ideas como la emisión de eurobonos (los socialistas europeos con el griego Yorgos Papandreu así lo han solicitado) o la utilización del fondo de rescate europeo para realizar compras masivas de deuda helena.
Desde España, que teme que los test de estrés recién publicados y el permanente peligro del contagio golpeen fuerte al país, se urge a una solución unívoca y rápida. El ministro de Fomento y Portavoz, José Blanco, recordó ayer que -œEuropa no puede permitirse el lujo- de que la reunión del jueves de jefes de Estado y de Gobierno sea un nuevo fiasco por falta de unidad. En declaraciones a la cadena Ser, Blanco lanzó un mensaje de fondo: los países del euro han de ir de la mano, pase lo que pase. -œTenemos que hacer un esfuerzo por esa Europa más unida y con una respuesta de gobernanza económica global-, sentenció el ministro.