Diario de León

El ‘liquidador’ de Cabo compra Nueva Rumasa por los 1.500 millones de deuda

?. Ruiz Mateos admite que «malvende» el grupo en una operación «opaca» y a «espaldas de los trabajadores».

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julio díaz de alda | madrid
León

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Sorpresa y miedo entre los trabajadores y acreedores de Nueva Rumasa, que ayer pasó a manos del empresario Ángel de Cabo, el misterioso liquidador que en su día adquirió Marsans en pleno derrumbe del grupo turístico, y también Teconsa, del grupo Martínez Núñez.

La familia Ruiz Mateos reconoce haberse visto obligada a «malvender» su conglomerado de empresas, muchas de ellas en concurso de acreedores, en una operación bastante opaca y realizada «a espaldas de los trabajadores», según denunciaron los sindicatos. El clan jerezano asegura que su decisión es la consecuencia última de «una injusta, encarnizada, cruel y continuada persecución jamás conocida». Y que la operación le supone un grave deterioro patrimonial pues Nueva Rumasa tiene «importantísimos» activos valorados en unos 6.000 millones.

De Cabo, especializado en adquirir empresas en quiebra para luego ponerlas en valor o, lo que es lo mismo, adelgazarlas y trocearlas para venderlas después, no ha cambiado de táctica. Opera desde una sociedad instrumental ( Back in Business ) creada ad hoc para el asalto al conglomerado de la abeja, por el que habría pagado unos 1.500 millones de euros que, en realidad, corresponden a la deuda del holding . Una cifra, matizan desde la compradora, no definitiva ya que está «sujeta a los posibles acuerdos que se alcancen con los acreedores».

El empresario, como ya hiciera en el proceso sobre Marsans, colocó a su hombre de confianza, Iván Losada, al frente de Nueva Rumasa. Éste último se ha comprometido a analizar en profundidad las compañías afectadas para «evitar el desmembramiento del grupo», y a «alcanzar una sostenible vía de convenios que consoliden el futuro de las distintas compañías».

Los sindicatos no se creen ni una palabra, y recuerdan que la inmensa mayoría de las marcas del holding se encuentran en quiebra y bajo una administración concursal.

Losada —que dice apostar por la transparencia— resta importancia a la dependencia de los administradores que, afirma, «refuerza las garantías para que este proceso de reordenación se lleve a cabo bajo los criterios que marca la ley, protegiendo los derechos trabajadores, acreedores, clientes e inversores». Tanto CC.OO. como UGT no ocultan su preocupación por una venta de la que nadie les informó y que, a priori, deja en el aire el futuro de algunas filiales de Nueva Rumasa.

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