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La automoción pide más fórmulas para remontar el parón de las ventas

Publicado por
javier labiano | madrid
León

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La industria de la automoción ha frenado en seco. Atrás quedaron los tiempos en que los españoles podíamos cambiar de coche con cierta frecuencia, o en que fabricantes y concesionarios se frotaban las manos gracias a las ayudas de las administraciones públicas.

En los últimos 20 años, esta actividad se había venido beneficiando también de la modernización de un país que aumentaba casi constantemente sus infraestructuras y su consumo interno.

Pero la crisis ha cambiado radicalmente la situación. La finalización, el año pasado, de las ayudas estatales —a través del Plan 2000E— a la compra de vehículos auguraba ya el principio del desastre. En ese momento, las ventas empezaron a caer en picado y, desde entonces, el sector no ha levantado cabeza, pues las matriculaciones de automóviles no han dejado de bajar en los últimos 15 meses. A falta de conocer el balance de diciembre, han descendido un 18% en el 2011, lo que sitúa las cifras del sector en niveles del 2003 y con poco más de 800.000 unidades comercializadas.

Para el director técnico de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), Fernando Acebrón, desde el 2008 la industria de automoción afincada en España ha recordado su producción en más de medio millón de vehículos. Y en el 2012 las previsiones apuntan otro recorte de fabricación de 200.000 unidades, lo que aproxima la posibilidad de nuevos expediente de regulación de empleo (ERE) temporales, medida que ya estudian en Seat, Nissan y Ford.

La situación es todavía más preocupante si tenemos en cuenta que hablamos de uno de los actores claves en la economía española, a la que aporta el 6% del Producto Interior Bruto (PIB) y algo menos del 9% del empleo, entre puestos directos e indirectos, y que tiene su principal fuerza en las exportaciones, que crecían un 5% hasta octubre y a las que destina el 90% de su producción.

Pero todas estas fortalezas (claramente inferiores, eso sí, a sus niveles antes de 2007) no han sido suficientes para esquivar el descenso generalizado de la actividad económica, por más que la automoción tenga su propia problemática.

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