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Merkel y Sarkozy acuerdan dotar a la UE de un pacto fiscal en dos meses

El presidente galo quiere la tasa sobre transacciones financieras, aunque sea en solitario.

Merkel y Sarkozy conversan al final de la rueda de prensa tras su reunión en Berlín.

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enrique mÜller | berlín
León

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La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolás Sarkozy, pusieron en marcha ayer en Berlín una delicada iniciativa diplomática destinada a dotar a la Unión Europea de un pacto fiscal, a más tardar a finales de marzo, que les permita, al mismo tiempo, impulsar una ambiciosa política para luchar contra el paro y promover el crecimiento económico. La reunión entre ambos líderes, que tuvo lugar en la sede del Gobierno federal, dio comienzo a una ronda de negociaciones que tiene como meta final impedir la implosión de la zona euro en un año caracterizado ya desde su inicio por el fantasma de la recesión y también por un calendario político que puede convertir al eje franco-alemán en una interesada alianza para promover el éxito de sus dos principales protagonistas en sus respectivos países.

Al finalizar el encuentro, Merkel y Sarkozy anunciaron que el ambicioso pacto fiscal en la UE podría firmarse en marzo y que el acuerdo para fijar un freno a la deuda sería ratificado en la próxima cumbre europea, que tendrá lugar el 30 de enero en Bruselas. La canciller declaró que las negociaciones sobre el nuevo tratado de disciplina fiscal que preparan los países de la UE, con excepción de Reino Unido, van por buen camino.

«Hay posibilidades de que la regla de oro de freno al endeudamiento pueda adoptarse este mes. Si no es posible, se adoptará como muy tarde en marzo», dijo, insistiendo de nuevo en que la consolidación presupuestaria es un elemento esencial para el futuro de la Eurozona.

Esta previsión coincidió con la realizada también ayer por el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, quien se mostró confiado en poder finalizar las discusiones políticas para cerrar el pacto fiscal a finales de este mes, para que sea firmado en marzo y que entre en vigor en julio.

Pero Merkel y el mandatario francés pusieron énfasis ayer en una nueva vertiente que puede despertar cierta corriente de optimismo en los países que han prometido duros programas de austeridad para cumplir con las reglas escritas en Berlín y París. Ambos señalaron que en la cumbre del próximo día 30 se discutirán medidas para impulsar el crecimiento, el empleo y la competitividad. El encuentro estuvo también marcado por el deseo de Sarkozy de introducir una tasa sobre las transacciones financieras, aunque sea en solitario.