Los detalles del plan para poner en pie al país heleno

Los miembros de la Eurozona y el FMI acordaron en mayo del 2010 salir en apoyo del país ante su inminente desplome. Su rescate supuso el estallido de la crisis de la deuda soberana, que meses después se llevó por delante a Irlanda y el año pasado a Portugal. El montante total del salvavidas ascendió a 110.000 millones que se han ido entregando en tramos de tres meses. La vigencia de las ayudas expira este año.

Pese a recibir el respaldo de sus socios, el Tesoro griego no ha logrado en ningún momento convencer a los inversores. Ante esta situación, la Eurozona decidió articular un nuevo rescate para garantizar la financiación del país y evitar su bancarrota.

La Eurozona, a instancias de Alemania, decidió que el segundo rescate sería también la solución definitiva para poner en pie a Grecia. Para ello, resultaba imprescindible aliviar la colosal deuda del país, que asciende a 350.000 millones (160% del PIB). En total, los acreedores privados perdonarán 100.000 millones mediante una quita que asciende al 70% del valor de sus bonos. Esta medida permitirá que la deuda se reduzca en 2020 al 120% de la riqueza nacional, lo que ya se considera un volumen sostenible.