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El FMI no descarta que Grecia quiebre y tenga que salir de la UE

Christine Lagarde advierte a la Eurozona de que «aún queda medicina por tomar».

Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional.

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efe | washington

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La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, no descarta que Grecia aún se vea abocada a la bancarrota y tenga que abandonar el euro y la Unión Europea, según un extracto de una entrevista con la cadena CBS que se emitirá hoy domingo.

En opinión de Lagarde, «aún queda medicina por tomar y eso es lo que sucede en la mayoría de Estados del sur de la eurozona, más Irlanda», al tiempo que no descarto la posibilidad de que Grecia no pueda evitar la bancarrota y se vea forzada a salir del euro y la UE, según un extracto de las entrevista adelantado por CBS. La entrevista completa se podrá ver hoy domingo y forma parte del un reportaje del programa 60 minutos , en el que también interviene el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, quien asegura que Alemania se ha convertido en «el chivo expiatorio» de la prensa griega.

Al ser preguntado por la antipatía que levantan los políticos alemanes entre muchos griegos, Schäuble indicó que es una reacción normal en una situación difícil, después de que Grecia se haya tenido que someter a duras reformas y recortes acuciada por una deuda que en gran parte está en manos de acreedores germanos. «Es siempre así, cuando tienes países y personas que han estado viviendo por encima de sus posibilidades y ahora tienen que aplicar austeridad, hacer recortes y reformas en su mercado laboral, en esa situación tienden a culpar a otros, buscan chivos expiatorios, pero al mismo tiempo saben que su prosperidad es gracias a Europa», aseguró Schäuble.

El conjunto de entrevista del programa de CBS estará centrado en la crisis griega y en las causas que han llevado a esta pequeña economía europea a poner en riesgo toda la eurozona debido a una deuda pública equivalente al 168 % de su Producto Interior Bruto (PIB).

Como condición a los programas de rescate de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y de FMI, Atenas se ha tenido que comprometer a duras medidas de ajuste que han supuesto recortes de las pensiones, reducciones de salarios, el despido de 150.000 funcionarios y subidas de impuestos.

Por su parte, Portugal cumple ahora un año intervenida sin que el rescate financiero haya mejorado sus cifras macroeconómicas, lo que se refleja en la «vida real» en forma de aumento de parados y emigrantes, así como en la profundización de las brechas sociales. Los 78.000 millones de euros concedidos por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional han servido para garantizar la estabilidad financiera del país, pero no para revitalizar de momento su economía.

En estos doce meses han perdido su puesto de trabajo más de 100.000 portugueses y se prevé que este año sigan sus pasos otros 40.000 más; su PIB se ha contraído un 1,6 % y caerá el doble en 2012; y el gasto y la inversión pública se han desplomado. La recesión ha contribuido a que la deuda pública del país supere ya incluso el valor total de su economía, sobrepasando así los 180.000 millones de euros.

La ayuda externa ha permitido al país contar con financiación para cumplir con sus compromisos y evitar el riesgo de impago, aunque no ha logrado reducir la presión de los mercados, con sus títulos a diez años cotizando en el entorno del 12 %, cinco puntos más que hace un año. El préstamo de la troika llevaba, como contrapartida, la adopción de un vasto programa de ajustes que el Gobierno luso ha aplicado con firmeza.

Entre las medidas de austeridad adoptadas destaca el incremento de la carga fiscal, ejecutado a través de un aumento del IVA que ha encarecido para todos los portugueses por igual desde la luz y el gas hasta la compra de alimentos como el fiambre, las conservas de verduras o las frutas envasadas.