El FMI reclama a España e Italia acelerar la aplicación de las reformas
El Gobierno italiano amenaza con dimitir si el Parlamento no aprueba su reforma laboral.
La directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, urgió ayer a los Gobiernos de España e Italia a mantener el ritmo «rápido» de las reformas estructurales y a implementar las ya aprobadas lo antes posible.
Lagarde señaló, en una entrevista en el diario estadounidense The Wall Street Journal , que ambos países, cuya deuda pública está ahora en el epicentro de la crisis financiera europea, «se están moviendo lo suficientemente rápido en términos de reformas». La dirigente del FMI animó a los gobiernos de Madrid y Roma a mantener el ritmo de los cambios. «Una cosa es promulgar una ley, pero realmente se tiene que garantizar que se han implementado», resaltó Lagarde, quien dejó claro que el resultado de las políticas de ajuste realizadas no puede medirse a corto plazo.
Lagarde volvió a señalar a Europa como la principal fuente de problemas para la economía global. No obstante, dejó entrever que el FMI podría aumentar las previsiones de crecimiento de la economía global después de que en enero se redujesen hasta el 3,3%.
Crítica reforma
La ministra de Trabajo de Italia, Elsa Fornero, aseguró ayer que su Gobierno, presidido por el tecnócrata Mario Monti, se irá «a casa» si el Parlamento italiano no aprueba su reforma laboral, que ha recibido críticas tanto por exceso como por defecto.
Durante un congreso en la ciudad de Reggio Calabria (suroeste), Fornero, a quien se recuerda por las lágrimas que derramó el pasado mes de diciembre al hablar de los sacrificios de sus conciudadanos durante la presentación del plan de ajuste de Monti, quiso puntualizar ayer que, de todos modos, su reforma laboral no es «intocable». «Hasta ahora hemos recibido críticas por ser demasiado incisivas o demasiado poco incisivas (las medidas sobre el mercado del trabajo), pero de una cosa estamos seguros: iremos al Parlamento y si la reforma no se aprueba, nos iremos a casa», dijo la ministra, en declaraciones que recogen los medios italianos.
«Esta es una reforma laboral para el país y no para complacer a los sindicatos, las empresas o los autónomos. Nuestra reforma piensa en un mercado del trabajo abierto, integrador y dinámico. Integrador quiere decir sin ciudadelas protegidas porque es impensable que en un mundo tan dinámico se puedan comenzar y terminar carreras de 17 a 57 años siempre en la misma realidad empresarial», añadió.
Varios son los frentes que tiene abiertos el Ejecutivo tecnócrata sobre las reformas que está aprobando, sobre todo la laboral, que, a diferencia de otras medidas, no ha contado con un apoyo unánime de los tres principales grupos parlamentarios.
El Gobierno trata de mediar para que tanto el Partido Demócrata (PD) de centroizquierda como el conservador Pueblo de la Libertad (PDL) de Silvio Berlusconi converjan y muestren la misma disposición a aprobar el texto en el Parlamento sin exigencias que el tercer grupo que le sustenta, el llamado Tercer Polo de centroderecha.
En la reforma laboral, cuya primera versión se aprobó en Consejo de Ministros el pasado 23 de marzo, el PDL echa de menos una mayor flexibilidad en la contratación, mientras que el PD ha presionado para que se vuelva a permitir la readmisión del trabajador despedido por motivos económicos infundados. Ante las presiones del PD y de los sindicatos, el Gobierno finalmente cambió esa primera versión de su reforma antes de llevarla al Parlamento, lo que despertó entonces las críticas de la patronal italiana Confindustria.