Diario de León

Demasiado pequeñas, muy frágiles

Varios expertos alertan de que en España existen muchas compañías de menos de nueve empleados, a las que les resulta más difícil sobrevivir en tiempos de crisis.

En España las pymes son más numerosas que en otros países desarrollados del entorno.

En España las pymes son más numerosas que en otros países desarrollados del entorno.

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jorge murcia | madrid
León

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La supervivencia es una cuestión de tamaño en muchos órdenes de la vida. También en el empresarial, o al menos cuando vienen mal dadas. Diversos expertos coinciden en destacar la fragilidad del entramado empresarial español, en el que las pymes tienen un mayor peso que en otros países desarrollados de nuestro entorno. Su pequeña dimensión las hace más vulnerables a la hora de aguantar los zarandeos de la crisis: apenas pueden competir en los mercados internacionales, se encuentran desvalidas frente a un complejo ordenamiento jurídico, y además registran el mayor índice de fraude fiscal.

La radiografía de la empresa en España desvela una extraordinaria importancia de las pequeñas y medianas compañías. Sobre todo de las pequeñas. Las pymes (aquellas con un máximo de 249 empleados) suponen un 99,9% de las empresas existentes en España, según datos del Ministerio de Industria, Energía y Turismo correspondientes a 1 de enero de 2011. Ahí el porcentaje es muy similar al de la media de la UE (99,8). Pero la diferencia aumenta cuando se trata de autónomos o de compañías con 9 empleados como máximo (95,2% en España, y 92,1% en Europa). Y se convierte en brecha respecto a algunos de los países más avanzados del continente y de Estados Unidos.

«Las compañías que tienen 6 o menos trabajadores lo tienen mucho más difícil que las grandes», sostiene Anna Laborda, profesora titular del departamento de Economía de Esade, y autora del informe ‘Supervivencia empresarial en época de crisis’. El estudio muestra la tasa de supervivencia de las empresas españolas desde 2008 hasta el 1 de enero de 2011. Es decir, compañías que siguen en pie mientras a su alrededor desaparecen o se crean otras nuevas. El porcentaje en esos años se muestra casi inalterable, en torno a un 80%.

Empresas activas

Datos más recientes, como los aportados la semana pasada por el Directorio Central de Empresas (DIRCE), revelan que el número de empresas activas disminuyó un 1,6% durante 2011. Se trata del cuarto año consecutivo de caída.

El grueso de las empresas que resisten el temporal corresponden a autónomos (un 52,8%), mientras que las que tienen de 1 a 9 asalariados representan el 42%. «Es lógico, debido a la amplia base de empresas sin empleados en nuestra estructura económica», matiza el estudio de Esade. Pero si se muestran los porcentajes de compañías supervivientes para cada estrato, se aprecia cómo el 76% de los autónomos han sobrevivido a estos primeros años de crisis (a fecha de 1 de enero de 2011), mientras sube la proporción cuanto mayor es su tamaño (casi el 95% en el caso de las empresas de 20 o más empleados).

El informe refleja cómo en los primeros años de la crisis se produce una especie de intercambio entre empresas de 1 a 5 asalariados hacia las que no tienen ninguno, es decir, los autónomos.

Otras opiniones advierten de que en tiempos turbulentos como los actuales, las compañías de mayor tamaño se apoyan en el mercado exterior, terreno vedado a la mayor parte de las pymes. Existe otra barrera que se interpone en el camino de las pymes españolas: el complejo ordenamiento jurídico español, que sólo son capaces de salvar las empresas de cierta envergadura.

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