La cumbre de los presupuestos de la UE termina sin acuerdo hasta el 2013
Los socios del norte reclaman elevar hasta 11.000 millones los recortes en las cuentas.
El acuerdo hubiera sido épico. Jamás en la historia de la UE se ha conseguido consensuar el Presupuesto del bloque al primer intento. Ayer, el reto resultaba todavía más ambicioso porque los Veintisiete analizaron un profundo recorte en la cuentas frente a los aumentos que se han pactado tradicionalmente. Todo indicaba que los líderes fracasarían y los pronósticos acertaron. Las exigencias de mayores ajustes de los países ricos hicieron imposible cualquier acercamiento. Comandados por Alemania y Reino Unido, reclamaban que el tijeretazo se ampliara hasta los 110.000 millones.
El presidente de la Unión Europea, Herman van Rompuy, despertó el interés de los socios ricos no solo por el tijeretazo global, sino por su estructura. Muy críticos con los subsidios a los agricultores y las ayudas a las regiones, los nueve contribuyentes netos reclaman una modernización del Presupuesto. Entre otros, Alemania, Reino Unido, Holanda y los países nórdicos apuestan por invertir más en competitividad e investigación. Van Rompuy atendió sus indicaciones y concentró las reducciones tanto en los fondos destinados al sector primario como en la eliminación de desigualdades en el seno del bloque. De los 80.000 millones que propuso ahorrar, 55.000 se retiraban de estos capítulos que han dominado históricamente las cuentas.
Revisión de madrugada
Con su alineación con los socios del norte, el líder comunitario sabía que se enfrentaría al descontento de Francia, España, Italia y todo el bloque de la antigua órbita comunista. Por la estructura de sus economías, esta serie de países tienen en común su defensa de las ayudas agrícolas y de cohesión. Van Rompuy intentó corregir el tiro con una propuesta revisada que presentó en la madrugada de ayer. Sin tocar el tajo general de 80.000 millones, modificó sustancialmente el reparto de los ajustes al trasladarlos más hacia las infraestructuras, la competitividad y la política exterior. Incluso, redondeó su planteamiento con fondos adicionales para distintos socios mediterráneos.
El gesto convenció al sur del continente con Francia a la cabeza. Aunque en un principio eludió mostrar sus cartas, François Hollande reconoció que sus objetivos habían quedado colmados.
La reacción fue inmediata entre los contribuyentes netos. Al retomarse las negociaciones en la mañana de ayer, Reino Unido, Holanda y los países nórdicos comparecieron como un frente común. Angela Merkel eludió identificarse con los socios más duros, pero quedó claro que no estaba satisfecha con el viraje de Van Rompuy. Según aseguraron varios mandatarios, las capitales del norte reclamaron un ajuste extra de 30.000 millones.
Como se esperaba, norte y sur chocaron de nuevo ante la falta de presión para cerrar un acuerdo que puede fraguarse a lo largo de 2013. Van Rompuy debía decidir si realizaba un nuevo intento para acercar posturas, pero prefirió dar tiempo a los líderes y optó por suspender la cumbre.