Apenas tres de cada cien sociedades que entran en concurso se salvan
«En el mundo concursal español no son todos los que están, ni están todos los que son». Lo afirma el presidente del Registro de Economistas Forenses (Refor), Leopoldo Pons, y lo comparten la gran mayoría de los expertos que lidian con quiebras y suspensiones de pagos.
Hasta el Banco de España ha reconocido en uno de sus últimos informes que el uso de los procedimientos concursales por las empresas nacionales es «muy escaso» en comparación con lo ocurre en las economías desarrolladas. ¿Por qué esta aprensión hacia el uso de la vía concursal? Para Antonio Fernández, socio director del departamento de Reestructuraciones del despacho Garrigues, la clave es que la propia ley tiene como «fin secundario» el saneamiento de las sociedades que entran en la misma y como «prioridad» la satisfacción de los acreedores. Falta de incentivos
No se critica, sin embargo, la «buena intención» de una ley que trata de paliar, por ejemplo, el atasco de los 800.000 casos acumulados en los juzgados por problemas de impagos. El principal obstáculo es la falta de incentivos para acudir a ella: solo entre el 2% y el 3% de las empresas que entran en concurso logran salvarse, bien porque no alcanzan un convenio, bien porque no se cumple al final. «Se llega tan tarde a esta vía que, con frecuencia, la fase de agotamiento financiera de la sociedad es tal que ya no hay solución posible», advierte Javier Fontcuberta, profesor de Derecho Privado de Esade y socio del despacho Cuatrecasas.