España invierte la mitad que Europa en ocupar a los parados
En Francia gastan veinte veces más con menos desempleados.
España invierte en atención directa a las personas que buscan empleo y a la gestión de las políticas de empleo que se les ofertan el 0,13% del PIB, mientras que la media de la Unión Europea está en el 0,23%, según los últimos datos de Eurostat comparables que corresponden a 2009.
La diferencia con Francia es aún más abrumadora, el país vecino gasta veinte veces más en servicios de empleo, el 2,6% del PIB. No parece extraño, entonces, que, en España, sólo uno de cada diez parados que encuentran trabajo lo haga a través de los servicios públicos de empleo. En el Anuario de Relaciones Laborales 2013, que coordina UGT y que se presentará el próximo lunes, un centenar de especialistas analiza el efecto de la reforma laboral, la crisis del empleo, la necesidad de un nuevo modelo productivo y la negociación colectiva, entre otros temas.
En el ámbito de los servicios de empleo, el ex director general del Servicio Público Estatal de Empleo, Antonio Toro, señala que los servicios públicos y privados de empleo «han de convivir y encontrar modos de estrecha colaboración». Toro considera «imprescindible» destinar más dinero a estos servicios, puesto que la demanda «se ha desorbitado», y para incrementar su calidad y eficacia. Y reclama que se recuperen los 3.000 asesores de empleo que el Gobierno eliminó.
Según el Ministerio de Empleo, el 27,1% de las empresas de más de 250 trabajadores adoptaron algún tipo de medida de flexibilidad interna no colectiva en 2012. La mayoría afectó al salario, medidas que aplicaron el 68,2 % de las empresas; le siguen las modificaciones en la jornada laboral, que aplicaron el 40%, y las relacionadas con la formación, que fueron adaptadas por el 27,7%. Pero ayer, la atención estaba centrada en Roma. El secretario de Acción Sindical de UGT, Toni Ferrer, señaló que la cumbre europea para el empleo juvenil es una «buena señal», pero pidió a los países participantes -que busquen soluciones, no sólo al desempleo juvenil, sino también al que sufren los mayores de 45 años.