fiscalidad
España, con el quinto gravamen más alto de la UE, recauda menos que la media
El gran volumen de economía sumergida y el fraude son algunas de las causas.
¿Son altos los impuestos en España? Sobre el papel la respuesta sería afirmativa, pero la realidad dice lo contrario. España tiene uno de los tipos fiscales más elevados de la Unión Europea, sin embargo, su recaudación es inferior a la media comunitaria. Esta paradoja fiscal responde a varias peculiaridades del modelo. Por un lado, una enorme diferencia entre los tipos impositivos nominales y los efectivos, pero también al gran volumen de economía sumergida y el fraude, superiores a los existentes en los países del entorno. Todo ello tiene importantes consecuencias para las arcas del Estado y son una de las principales críticas que los expertos realizan al sistema tributario español.
A pesar de que en Europa existe una cierta confluencia en los tipos impositivos hay algunas diferencias significativas. En lo que se refiere al IRPF, España tiene actualmente el quinto tipo marginal máximo más alto (52%) —que puede incrementarse todavía más debido al tramo autonómico— para rentas de más de 300.000 euros. Solo es superado por Suecia (56,6%), Dinamarca (55,6%), Bélgica (53,7%) y Portugal (53%), según datos de Eurostat de 2013. Por su parte, la media de la UE en este impuesto se sitúa en el 38,7%. Es decir, incluso con la rebaja prevista en la reforma anunciada el viernes para reducir el tipo máximo marginal hasta el 45% en 2016, el gravamen seguiría muy por encima de la media comunitaria, aunque por debajo de países como Francia (50,2%) o Alemania (47,5%).
Sin embargo, pese a tener uno de los tipos máximos más altos la realidad es que el sistema fiscal español recauda por debajo de la media europea. De hecho, España se sitúa en el puesto 16 de la UE en cuanto a los ingresos fiscales por IRPF, ya que apenas suponen el 10,1% del PIB. Esto son tres puntos menos que la media comunitaria (13%).
Y es que la tendencia en Europa, sobre todo desde la crisis, es reducir estos impuestos directos más progresivos y aumentar los indirectos como el IVA. Esta es la receta que tanto desde la Comisión Europea, el FMI o el propio Banco de España se pide constantemente. Aunque ahora el Gobierno solo parece dispuesto a hacer caso a la primera parte de las recomendaciones, —la reducción de los impuestos directos— visto con perspectiva la situación es más elocuente. Así, Los organismos internacionales insisten en eliminación.