El PP tira de su mayoría absoluta para sacar adelante su polémica reforma fiscal
. Apenas logra el respaldo de Foro y UPN y el rechazo generalizado de la oposición .
Trámite pasado, aunque gracias a la cómoda mayoría absoluta que el PP disfruta en el Parlamento. El Gobierno logró ayer que su controvertida reforma fiscal avanzara un paso más en el Congreso de los Diputados, tras ser rechazadas las 12 enmiendas a la totalidad que pedían su devolución presentadas básicamente por los partidos de la oposición de izquierdas.
Los nacionalistas catalanes (CiU) y vascos (PNV) prefirieron abstenerse.
Eso sí, aunque parezca una contradicción, la imagen de soledad de los populares en la defensa de este proyecto fue casi absoluta. Sólo los partidos minoritarios de UPN y Foro respaldaron, aunque sin entusiasmo, el macroproyecto presentado por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que tiene en él su principal legado de la legislatura
Fue por ello que volvió a tirar de números para hacer ver que la reforma, criticada porque en el impuesto de la renta penalizaría a las rentas medias y no terminaría de resolver el rompecabezas de deducciones en la tributación de sociedades, supondrá claramente más dinero en el bolsillo de los contribuyentes. En total, según dijo, tendrá un impacto de 9.000 millones de euros para las arcas públicas entre 2015 y 2016 a razón de 5.900 millones retornados a través del Irpf_y otros 3.3100 millones vía impuesto de sociedades.
No convencieron sus cálculos, sin embargo, a la oposición. El Psoe fue el más crítico en este sentido. «Son básicamente dos grandes regalos fiscales», censuró su portavoz de Hacienda, Pedro Saura.
Según la hoja de ruta gubernamental, con esta reforma fiscal «mejorarán los salarios» y «un mayor sueldo —añadió Montoro— incentivará el consumo».