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La UE y EE UU impulsan la zona de libre comercio más potente del mundo

Publicado por
david valera | madrid
León

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Lejos de los focos mediáticos la Comisión Europea mantiene un complicado juego de equilibrios: negociar con EE UU el que será el mayor tratado comercial del mundo por la cantidad de áreas que abarca y al mismo tiempo convencer a una opinión pública muy reticente a un acuerdo del que teme que puedan recortarse algunos derechos. El Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión entre EE UU y la UE pretende crear la zona de libre comercio más potente del mundo como corresponde a dos regiones que suman 820 millones de habitantes y representan casi el 60% del PIB mundial.

Una acuerdo que va más allá de suprimir los ya de por sí bajos aranceles que existen entre ambas áreas (inferiores al 5%) y que busca armonizar las regulaciones en materias tan diversas como las inversiones, la industria agroalimentaria, el medioambiente, el sector energético o el financiero.

Los estudios no se ponen de acuerdo sobre los beneficios económicos de un tratado que es casi imposible que esté listo para finales de 2015 como se esperaba. Según la Comisión Europea el TTIP permitirá un aumento del PIB de la UE de un 0,5%, aunque algunos estudios lo elevan hasta el 1% en una década. En el caso de España hay trabajos que cifran una creación de 150.000 empleos en diez años. Sin embargo, según un estudio de la Fundación Austriaca de Investigación para el Desarrollo presentado en el Parlamento Europeo que evalúa los distintos trabajos realizados sobre el impacto del tratado, concluye que «las ganancias económicas serán limitadas».

Uno de los puntos más controvertidos es la cláusula sobre Solución de Controversias entre Inversores y Estados (ISDS, por sus siglas en inglés) que permite a los inversores llevar a los Estados ante un tribunal de arbitraje internacional. Estos mecanismos se utilizan sobre todo en países en desarrollo para proteger a los inversores de medidas desproporcionadas y unilaterales de los gobiernos, como por ejemplo, expropiaciones o nacionalizaciones. Los partidarios del tratado aseguran que estos tribunales internacionales son muy comunes. De hecho, el Gobierno recuerda que España tiene firmados 72 Acuerdos de Promocion y Protección Recíproca de Inversiones. «Los fallos de los tribunales de arbitraje no han sido demasiado negativos con los Estados, que solo pierden un tercio de las demandas», asegura Ángel Saz, director de Esadegeo.

Sin embargo, algunos colectivos alertan de los riesgos que pueden acarrear estos mecanismos. «No hablamos de derecho internacional, sino de arbitrajes privados como formas subsidiarias de resolver un conflicto», recalca Ignacio Muro, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid.

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